A 66 años de la creación del INTA

El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) es un organismo autónomo y autárquico dependiente del Ministerio de Agricultura, es el encargado de realizar y centralizar investigaciones en materia de tecnología agropecuaria y desarrollo rural, y desenvolver la extensión rural en todo el territorio nacional.

Siguiendo las recomendaciones de Raúl Prebisch, el INTA se crea con la misión de: “Impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y extensión agropecuarias y acelerar, con los beneficios de estas funciones fundamentales, la tecnificación y el mejoramiento de la empresa agraria y de la vida rural”. El mismo llevó a la práctica 3 ideas muy innovadoras para ese momento: “Que la investigación y la extensión se realizaran bajo la misma estructura, que el organismo fuese autónomo y autárquico y que los productores tuviesen participación activa en su conducción”.

En la actualidad, su máximo órgano de funcionamiento es el Consejo Directivo (integrado por representantes del sector público, las universidades nacionales y las organizaciones de productores) quién define las políticas institucionales a nivel nacional y asegura el “control social” de su accionar. La ejecución de dichos lineamientos está a cargo de una Dirección Nacional.

Cuenta con 15 Centros Regionales (que poseen sus respectivos consejos, integrados por representantes regionales y provinciales) de los cuales dependen 52 Estaciones Experimentales Agropecuarias y 350 agencias o unidades de extensión, de gran cobertura nacional. Posee además 6 centros y 22 institutos de investigación, la mayoría ubicado en la localidad de Castelar (provincia de Buenos Aires).

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El INTA, en sus orígenes, agrupó ciertos recursos humanos y materiales existentes en el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación, entre ellas 11 Estaciones Experimentales (EEA). Al poco tiempo y gracias a generosos recursos estatales, se crearon las restantes y en menos de una década, unas 200 Agencias de Extensión Rural (AER), le otorgaron una impresionante cobertura territorial.

Las actividades de investigación se organizaron agrupando los planes de trabajo en Programas (por producto o por disciplina) y se conformaron con la participación de destacados especialistas de las universidades y de la actividad privada. En tanto, la extensión se estableció para atender las necesidades de las familias rurales (ubicando casi una AER por Departamento o Partido, al menos en la región pampeana), divulgar las nuevas técnicas y detectar los problemas sobre los que deberían trabajar las EEAs.

Frente a la necesidad de capacitación de sus profesionales (tanto investigadores como extensionistas), se realizó un importante programa de perfeccionamiento en el exterior (principalmente en los Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Australia) y en colaboración con algunas universidades estatales, se construyó un sistema de posgrado en temáticas agropecuarias, de cobertura nacional.

El INTA, a más de 60 años de su creación, sigue siendo la única institución pública responsable de la generación y transferencia de tecnología agropecuaria con cobertura nacional. Diversos autores distinguen, a lo largo de su historia, la presencia de diferentes “proyectos institucionales”, los cuáles fueron cambiando, especialmente en su componente de extensión, a medida que los momentos políticos-económicosse fueron sucediendo en Argentina.

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Más allá de un aggiornamiento al nuevo contexto (ampliación de la mirada al sector agroalimentario y agroindustrial, que en la práctica ya ocurría) y del fuerte apoyo presupuestario (tanto en infraestructura, como en ingreso de personal (concursos) y capacitación del mismo), los principales cambios son:

  • Se reorganizan la investigación y desarrollo tecnológico, consensuándose líneas prioritarias en el mediano plazo. También se destaca un esfuerzo para reorientar los recursos humanos afectados en los convenios de VT (durante los años de escasez presupuestaria) hacia los nuevos objetivos institucionales.
  • Se crea el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar (2005; CIPAF). El mismo con cinco institutos (coincidiendo con las macrorregiones ecológicas): Pampeana, NEA, NOA, Cuyo y Patagonia, tiene como objetivo: “Generar, adaptar y validar tecnologías apropiadas para el desarrollo sostenible de la pequeña agricultura familiar”.
  • Se jerarquizan las funciones de “vinculación tecnológica” y las “relaciones institucionales”, tanto a escala local, regional como nacional e internacional, con importantes iniciativas, especialmente con Francia.
  • Se fortalece sustancialmente la transferencia y la extensión, incorporándose el “enfoque del desarrollo territorial”. El INTA reconoce formalmente de esta manera el trabajo de muchos de sus extensionistas (especialmente fuera de región pampeana) con los actores del medio.
  • El INTA define ahora cuatro audiencias: las empresas, las PYMES, los pequeños productores minifundistas y productores familiares, y los sectores excluidos y más vulnerables de la sociedad. Las 3 últimas están vinculadas a programas existentes (Cambio Rural, Minifundio y de Agricultura Familiar y ProHuerta) y articulados en el “Programa Federal de Apoyo al Desarrollo Rural Sustentable” (PROFEDER).

Se reconoce la falta de recursos humanos formados como una de las grandes falencias para implementar el PEI, motivo por el cuál existe una fuerte apuesta al ingreso de profesionales y a la capacitación de los mismos. Durante este período se crean 5 EEA más (especialmente en regiones extrapampeanas), unas 90 agencias y centros de extensión, además de 7 institutos de investigación.

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