Boca le ganó por 1-0 a Colo Colo en La Bombonera, por la quinta fecha del grupo F de la Copa Libertadores, y aseguró su presencia en los octavos de final a falta de una jornada.
Gracias al gol del Marcelo “Chelo” Weigandt que sello el partido, Boca se clasificó a los octavos de final de la Copa Libertadores de América y de esta manera es el primer equipo argentino entre los 16 mejores de la competencia.
Sin embargo, la noche no fue de pura felicidad. Las malas en el equipo de Jorge Almirón siguen todos los días. Hablamos de lo extra futbolístico y lo futbolístico, Boca no tiene descanso.
“La Almironeta” venía de recibir una noticia fuerte en la última semana, donde se dio a conocer la sentencia del caso Villa, jugador que pasaría a perder de un día para el otro tras la decisión del club y la del mismo de regresar a Colombia.
Además, en la previa al compromiso copero se había informado que Marcos Rojo, quien estaba volviendo después de la lesión ligamentaria en su rodilla derecha que sufrió en octubre pasado, padece un pequeño desgarro en el recto anterior derecho y deberá seguir esperando para jugar nuevamente.
Lo cierto, es que como si fuera poco, en la noche de ayer seguirían la mala racha de lesiones, si bien al club de la ribera no le quedan partidos “importantes” por disputar, ya que clasificó a octavos de la Copa Libertadores y el torneo está prácticamente perdido, nadie se esperaba lo que iba a suceder en minutos en la Bombonera.
Luca Langoni y Miguel Merentiel tuvieron que ser reemplazados tras problemas musculares y a los 28 del segundo tiempo, Luis Advíncula quedo lesionado tras buscar una pelota contra la línea y Almirón no contaba con más cambios, por lo tanto, el peruano tuvo que seguir en cancha.
En las tribunas, ante cada lesión se podía escuchar diversas opiniones de los hinchas, sobre todo enojo por el preparador físico.
De todas maneras, hay que hacer un párrafo aparte sobre Luis Advincula, un jugador que sabe la camiseta que está vistiendo, que siente, lucha e ilusiona a los hinchas, los cuales lo ovacionaron en cada jugada que intervenía.
Está claro que eso es lo que pide la gente, que sientan la camiseta, que dejen todo por estos colores, no solo por sentido de pertenencia sino porque la Copa Libertadores, la séptima es la gran ilusión de la mitad más uno.