Hace más de seis años, José Antonio Cáceres espera tras las rejas una respuesta que la Justicia aún no le da. Su causa se transformó en un símbolo de alarma jurídica en La Plata, donde se advierte que un error pericial puede costarle la vida entera a una familia. Según su entorno, el proceso judicial que lo llevó a prisión carece de sustento científico y se apoyó únicamente en un informe elaborado sobre una imagen aislada, desconectada del resto de la evidencia.

El perito de parte Omar Alejandro Ledesma emitió una conclusión sin haber examinado el cuerpo del fallecido, ni haber participado de la autopsia, ni haber accedido al escenario completo del hecho. Lo suyo se basó exclusivamente en una fotografía, cuyo valor técnico es limitado y que, según especialistas, no puede reemplazar una evaluación forense real.

Mientras tanto, el estudio oficial de la Asesoría Pericial de La Plata, realizado por cuatro médicos forenses, determinó que no existió ningún signo compatible con homicidio. Concluyó que la muerte había sido consecuencia de una afección cardíaca preexistente, agravada por el consumo de sustancias. No hubo marcas de golpes, no hubo lesiones externas, no hubo el mínimo rastro de violencia.

A pesar de ello, la pericia científica fue descartada. La pericia dudosa, elegida como base de condena.

Tampoco se tomaron en cuenta pruebas directas que respaldaban la inocencia de Cácere: los efectivos que tuvieron a la víctima frente a sus ojos y no advirtieron agresiones, la serie de fotos tomadas al momento de la detención, y el testimonio del compañero de celda, que declaró que jamás recibió un golpe.

Desde que José fue encarcelado, su familia quedó fracturada: el hijo mayor tuvo que asumir responsabilidades de adulto, sus otros hijos crecieron con ausencias inevitables, y cada festividad familiar confirma la misma imagen:
una silla apartada que lo espera desde hace seis Navidades.

Su defensor, el abogado Fabián Amendola, asegura que ya no quedan instancias inferiores capaces de corregir este escenario y que la Corte Suprema debe intervenir con urgencia para revisar un expediente cargado de vicios, que podría ser recordado como uno de los casos más injustos de la provincia.

Hoy, mientras La Plata alza la voz, una familia entera espera que el sistema judicial esté finalmente a la altura de su responsabilidad: liberar a un hombre que nunca debió estar donde está.