Opinión | 14/11/23

A tener en cuenta

Milei versus Massa: ¿Qué pasó?

Profundo análisis del debate, desde la mirada de un profesional.

Por el licenciado Juan Carlos Monedero

Millones de personas no salen todavía de su desconcierto. Sólo un empecinado puede negar que anoche ocurrió algo particular: una fractura. Todos vieron que algo crujió pero el motivo de fondo es lo que hay que descubrir.

Quizás el cine pueda ayudarnos. ¿Recuerdan Rocky III? Rocky II concluye con un Sylvester Stallone venciendo a Apollo Creed en los últimos segundos del round final. La tercera película comienza mostrando cómo el querido boxeador ha defendido ya 10 veces el título y con éxito.

Es famoso, adorado por las mujeres, entrevistado, admirado por los jóvenes, su foto es publicada en las portadas de las principales revistas… Pero su entrenador, el inolvidable Micky, comenta esos triunfos y lo cruza sin piedad: "¡Eso fue pan comido!". Y el mismo Micky le termina confesando que, para mantenerlo ganando, nunca coordinó combates donde Rocky realmente peligrara. Hacia la mitad de la película, Stallone se enfrenta con el temible Clubber Lang, el oponente al que su entrenador quería evitar a toda costa, y el pobre Rocky recibe una paliza bíblica…

Ya no es un secreto que la popularidad de Javier Milei explotó precisamente en programas de televisión donde el empresario de origen armenio, Eduardo Eurnekian, era accionista. La información surge explícitamente de un libro publicado este año. Nosotros, en agosto del 2022, en el marco de una entrevista sobre el verdadero rostro de la Nueva Derecha Liberal, escribimos: "En los debates y paneles mediáticos (y ya desde sus primeras apariciones públicas) Milei puede hablar largamente y sin ser interrumpido durante 3, 4 y hasta 5 minutos. Nunca te dejan hablar tanto: hablás 30 segundos con suerte, y de repente alguien interrumpe, sobre todo si propaga ideas anti progresistas".

En efecto, esta observación gatilló la idea de que en el ascenso meteórico de Javier Milei y otros youtubers neoderechistas (año 2016 aproximadamente) tuvo que haber una "inyección" de mucho dinero. Dijimos algo más: luego de que ellos alcanzaran una gran notoriedad, seguramente muchos grupos los invitaron motu proprio. Pero sí nos parecía, y luego fue confirmado, que el "shock" de popularidad inicial de Javier Milei era difícil de explicar, si no imposible, sin una gran inversión económica por parte de alguno o algunos. Y uno de esos algunos terminó siendo Eduardo Eurnekian. Pero eso no preparó a Milei para la dureza de la realidad.

Un mundo de sensaciones

Hace años, los videos de Milei venían siendo furor en las redes. Cientos de miles de vistas, incluso millones. Pero eran escenarios cómodos para el libertario, quien podía simplemente elevar la voz y arrollar a sus contertulios o incluso "capturar" la palabra en las entrevistas que le hacían y ya. A los periodistas les servía porque medía, le hacían preguntas en bandeja, lo invitaron mil veces y así se infló bastante. Sin embargo, ¿Cuánto de esto era real? En la vida los debates no se dan así. Y quizás Milei se creyó su propia ficción.

Un anticipo de lo que fue anoche se había visto en el debate entre Milei y Juan Grabois, con la moderación de Jorge Fontevecchia. En aquella ocasión tampoco salió airoso, aunque la extensión de esta controversia (más de 5 horas) impidió que se viese tanto la hilacha. Pero estaba ahí, y anoche Sergio Massa tiró de ella.

El debate es una guerra psicológica

Por la manera en que se llevan actualmente, en este tipo de debates se trata de dominar al otro, de acorralarlo y de lograr imponer "una agenda", fijar temas, ser capaz de trazar la línea demarcatoria. ¿Por dónde se corta la manzana? Si se cortaba por "Casta o Anticasta", el debate lo habría ganado Milei. Porque habría logrado imponer su marco teórico, su horizonte de lo que está bien y lo que está mal.

Pero consideramos que no lo logró. Si Victoria Villarruel ganó ampliamente hace unos días contra Agustín Rossi, esta vez quien triunfó fue, sin lugar a dudas, Massa. De entrada, nuestra impresión fue un ministro de Economía sereno mientras que se lo notó muy nervioso a Milei.

¿Aspiró Massa a mostrarlo desquiciado? ¿Fue su estrategia desestabilizarlo para dar a entender que el León no tiene el temple para conducir un país? Lo cierto es que Milei viene cabalgando sobre la bronca de millones. La situación argentina es insoportable. Pero en los últimos meses, a esta emoción que tanto capitalizó Milei políticamente, Massa no le opuso solamente argumentos. Le opuso también otra emoción muy fuerte. Generó miedo.

¿Quién ganó?

Especialmente en los primeros dos tercios del debate, Sergio Massa fue muy superior. Con esto no nos referimos al impacto en la audiencia, que responde a muchas causas y que en buena medida es incontrolable para los protagonistas. Hablamos de ellos: sus frases, conducta, temple, autocontrol, recursos. Massa logró sentar a Milei en el banquillo: le tendió una trampa y el "Melenas" cayó. De hecho, en el primer bloque temático Milei entró en su juego y nunca pudo usar su tiempo para exponer a su adversario.

Vale recordar que Milei se hizo famoso por largos monólogos en paneles televisivos donde lo dejaban hablar y hablar porque (como hemos dicho) las condiciones estaban arregladas. Massa, en cambio, tiene experiencias en debates reales.

En ese sentido, Milei está acostumbrado al "éxito": auditorios llenos, preguntas que no van al hueso, obsecuentes, aplaudidores, alabanzas populares, un entorno que le perdona y le justifica todo, la adrenalina de "Viva la Libertad Carajo" (lo vimos en el acto en el Movistar Arena), soy el "León", visualizaciones, likes, me gusta. Es la política show. Es la política 2.0.

Por eso, la situación de anoche, por demás decir real y no ficticia, lo descoloca completamente. ¿Cuánto sabe de frustración quien gestó su carrera a partir de situaciones irreales, prefabricadas, donde controlaba la mayoría de los factores? El que nace entre algodones no sabe navegar con viento en contra. Sergio Massa, para bien o para mal (creemos que para mal) alumbró su carrera en la política real, concreta. Y ayer el candidato de Unión por la Pasta expuso todo esto.

Si bien Milei mejoró algo hacia el final, Massa ha logrado imponer su enfoque. Pasada la mitad del debate, Massa escaló al terreno personal y se dedicó a generar dudas sobre la capacidad de Milei para gobernar. Fue impactante su mención del psicotécnico. Y sentimos que Milei nunca encontró la manera de salir de este escollo. Si bien es cierto que Milei nunca perdió el control, en varias ocasiones tambaleó y quedó sin réplica.

¿Qué estrategias se utilizaron?

Massa logró algo impresionante: sentó a Milei entre los acusados, cuando en realidad era el propio Massa quien debía estar recibiendo los pelotazos. Prácticamente, Massa no dio explicaciones. Milei no gobierna y se la pasó explicando.

Massa contrastó al Milei de hoy con sus entrevistas. Y logró que el libertario se tuviera que desdecir. Imposible no pensar en el proverbial adagio: "En boca cerrada no entran moscas". Lo confrontó en detalle: tal periodista, tal cosa, este es el contexto.

El momento en que Massa acusa de Milei por plagio fue tremendo. Sobre todo porque las acusaciones son reales, fueron publicadas y (que sepamos) nunca desmentidas por Javier Milei.

Massa demostró su habilidad al invocar argumentos de Patricia Bullrich, en el primer debate, y se los opuso al propio Milei, con quien la ex ministra de Seguridad mantiene actualmente una alianza. Se trata del proverbial "Divide y vencerás".

Apoyos Políticos

Dos veces le dijo Massa que lo dejaron solo: Mauricio Macri, Bullrich y otros no asistieron al debate. Y otros más del PRO tampoco fueron. En cambio, Ricardo Alfonsín (h) se vino desde España para apoyar a UxP. El mal nacido de Martín Balza también estaba presente. La presencia de Balza, ex Jefe del Ejército, venía a contrarrestar la mala imagen de Rossi, recientemente afectado por el testimonio de Iván Volante, oficial retirado del Ejército Argentino.

Con su presencia, Balza lo avalaba ya que el testimonio del militar había debilitado al candidato a Vicepresidente de UxP. Balza es tristemente conocido por haber habilitado a personas con tendencia homosexual el ingreso a las Fuerzas Armadas. En su momento, la revista Cabildo lo expuso bajo el inolvidable título: Balza: esputo al ejército.

¿Por qué Massa fue superior?

Entre muchas razones, porque habló y dio detalles. Reprodujo escrupulosamente las palabras de Milei pronunciadas en las entrevistas, especificó con qué periodista dijo tal y cual cosa. Por momentos, Milei fue demasiado abstracto y no se le entendía lo que decía. Se trabó al explicar sus conceptos. Abusó de cierto tecnicismo.

El debate, ¿lo ganó Massa o lo perdió Milei? Creemos que ambas cosas. Por momentos, Milei fue cándido. Se podría decir que fue más sincero que Massa: intentaba explicar como un docente a un adversario que no buscaba "entender" sino "destruir". Y por momentos parecía no darse cuenta de eso.

Picardía criolla

Massa dejaba hablar a Milei y, en los últimos 5 segundos de su propio tiempo, clavaba el cuchillo. Un golpe de efecto, acusando a Milei de tocar las jubilaciones y de buscar la anulación de la indemnización laboral. Como ya no tenía tiempo, el Melenas quedaba sin posibilidad de responder.

Sun Tzú

En El arte de la guerra, el invencible estratega que fue Sun Tzú enseñó que había que llevar las batallas al terreno donde uno es más fuerte. Massa conoce por dentro el estado porque, entre otras cosas, hace décadas trabaja en ese estado y porque hace un año lo está manejando.

Milei no conoce por dentro el estado. Ahí Massa aprovechó su conocimiento de los detalles internos del aparato estatal, el cual Milei (como buen racionalista) ignoraba y en donde el ex UCEDE ex kirchnerista ex Frente Renovador pudo superarlo. Parecía que Milei no sabía que los aranceles de las exportaciones son asignados por el Estado.

Algo parecido tuvo lugar respecto de la confusión de Milei en torno a las FFAA y las Fuerzas de Seguridad.

Malvinas

Massa ganó ahí cuando se habló de este tópico.  Se hizo el nacionalista. Y la respuesta de Milei fue muy mala: admirar a un extranjero por cómo juega al fútbol no es lo mismo que admirar a quien es la responsable política y militar de la muerte de 323 argentinos, como lo fue Margaret Thatcher.

Psicologización y Banco Central

No hizo falta que lo repitiera pero el sólo deslizar el comentario de que Milei quiere cerrar el Banco Central porque no le renovaron la pasantía que hizo, cuando joven, contribuyó a sembrar una vez más las dudas sobre su capacidad para gestionar un futuro Gobierno.

Tu pasado te condena

En al menos dos ocasiones, Massa le recordó a Milei que entre los años 2013 y 2015, el libertario frecuentaba las oficinas del Frente Renovador: el partido fundado por el propio Massa.

Seguridad

Milei tenía mucho para decir y si bien atacó la Doctrina Zaffaroni, luego sólo atinó a repetir dos o tres veces “el que las hace las paga”, y no salió de ese speech. Massa fue práctico y lo encaró con algo concreto. Pero Milei no sabía qué decir sobre la banda de "Los Monos" y Bullrich. Parecía que no conoce el tema, no lo estudió o no podía recordarlo.

Breves perlitas del debate

Es cierto lo que dice Milei sobre la cuarentena criminal. Una "cuarentena" armada con datos falsos: se infló cifra de infectados y muertos por Covid-19; muertes por otras causas se atribuyeron al virus; toda infección respiratoria se atribuyó al Covid-19. Nosotros hemos desplegado este tema aquí, aquí y aquí.

Massa también formuló en algún momento de su trayectoria política la idea de una universidad arancelada.

Massa invoca el argumento falso y demagógico de la supuesta brecha de salario entre hombre y mujer: ya estamos pagando igual remuneración por igual tarea. Es mentira que una mujer gane menos que un hombre por la misma tarea. Otra vez, Massa le hace el juego a la ideología de género.

No se puede soportar el uso de la jerga inclusiva en Sergio Massa.

¿Qué errores cometieron?

Milei no mencionó temas que tendría que haber usado. Milei apenas mencionó, como a la pasada, el vínculo de Massa con el kirchnerismo. Nunca explotó la famosísima contradicción de Massa, quien afirmó que nunca más se uniría con Cristina Fernández de Kirchner. Nunca se refirió a "los ñoquis de La Cámpora" a los que Massa supuestamente iba a barrer, y que ahora integran puestos clave de su Gobierno.

Cuando Massa habló del Papa Francisco I y de la Iglesia Católica, Milei pudo haber contraatacado (y hubiese sido una linda estocada) mostrando que este Massa "que se hace el católico" es el mismo que operó para la legalización del infanticidio del aborto; pecado que merece la excomunión según el derecho canónico de la Iglesia. Nos quedamos con las ganas de ese Quiero retruco. Es entendible que el nerviosismo no permita generar estas respuestas inmediatas, pero, ¿y la preparación? ¿Qué pasó en las instancias previas?

Javier Milei no logró capitalizar los malos resultados de la economía que, si bien no todos son culpa o responsabilidad exclusiva del oficialismo (sea del signo que sea), en el imaginario colectivo se atribuyen al que gobierna. Esto es un hecho: la opinión pública culpa, con razón o sin ella, a quien ejerce el poder político. Milei no aprovechó la ocasión para tirarle por la cabeza esos datos y se refirió a ellos discretamente, sin tanta energía, y no retomó el asunto que era un capital discursivo importante. Tampoco aprovechó para asociar la desacreditada imagen de Alberto Fernández con la de Sergio Massa.

Quizás tampoco debió haber reconocido a Massa ningún logro en el ámbito de la seguridad de la localidad de Tigre, no porque sea falso sino porque es inútil dar muestras de buena voluntad a quien nos quiere hacer daño.

Milei pudo haber atacado mucho mejor y no lo hizo: no explotó el tema de los presos liberados en la cuarentena. Tendría que haber dicho cuántos presos se liberaron, cuáles eran sus condenas, los casos principales, los más escandalosos, los nombres de los jueces K que los liberaron. Es difícil de entender cómo no recitó estos datos para repetirlos prolijamente y martillar sobre ellos una y otra vez.

Milei debió haber exigido a Massa que especificara cuál era su plan económico. Y golpear en las costillas del Ministro de Economía: ¿Por qué no hace ahora lo que dice que hará mañana? ¿Nos puede explicar la inflación?

Ceder la palabra fue un error. Cada segundo en ese debate es oro. A lo sumo, ceder la palabra tiene sentido si uno acaba de convertir un gol de antología. Pero su expresión “Te la cedo” sonó muy artificial.

Otro error fue sugerir o incluso decir abiertamente que Massa incurría en delitos o conductas ilegales. Rápido de reflejos, el hombre de confianza de Soros replicó al libertario que, si tenía pruebas, que el mismo lunes (hoy) realizara la denuncia. E incluso le recordó que él, Milei, como funcionario público que es (diputado), tiene la obligación de denunciar un delito si tiene conocimiento del mismo. En ese sentido, Massa le dijo (y se lo dijo dos veces) "vamos el lunes a hacer la denuncia". Milei lo quiso correr a Massa, y Massa lo terminó corriendo a él.

El primero de los errores de Massa fue asumir que Milei va a ser presidente cuando le preguntó a Milei qué haría, si gana las elecciones, con los subsidios. Porque parece que asume que va a perder. Aunque esto también es opinable dado que era una manera de hacerlo hablar y mostrar los resultados de sus propuestas.

"Excusatio non petita, acusatio manifesta". Sin que nadie le diga nada, Sergio Massa se apuró a diferenciarse del kirchnerismo: "Esto no se trata de Cristina o de Macri, se trata de vos (Milei) y yo".

Finalmente, Massa omitió hacer palanca en un tema donde podría haber logrado un gran golpe de efecto: la liberación de las armas. Más allá de que tal propuesta no forma parte del programa electoral de LLA, en muchas entrevistas Milei ha manifestado su posición favorable a ella. Más aún, ha dicho que "no tiene problema" si se venden en supermercados.

Conclusión

Huelga decir que ganar una controversia verbal no significa convencer al votante. Ganar tampoco significa que va a gobernar bien, ni siquiera que podrá gobernar. Milei puede triunfar electoralmente el domingo. Pero el debate puede facilitar, y de hecho creemos que lo hizo,  que la audiencia calibre las ideas en juego.

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