Opinión | 05/09

Análisis

No más el colectivo de feminazis en las oficinas de género provinciales

La situación es grave, con muchos inocentes presos y familias destruidas debido a denuncias falsas y acusaciones infundadas.

Por Max Ale

La persistencia de la ideología feminazi en las oficinas de género de las provincias es un tema que requiere atención inmediata. A pesar del cierre de la Secretaría de la Mujer por parte del Gobierno, este colectivo sigue operando con impunidad, perpetuando un discurso de odio y supremacía hacia los hombres, en lugar de promover la igualdad y la Justicia.

La realidad es que detrás de esta ideología se esconde un cúmulo de intereses políticos y económicos que buscan mantener el "statu quo" y perpetuar la injusticia. El caso del ex presidente Alberto Fernández acusado por género, pero que sigue en libertad gracias a su poder y influencia, es un claro ejemplo de la hipocresía y la corrupción que impera en este sistema.

La situación es grave, con muchos inocentes presos y familias destruidas debido a denuncias falsas y acusaciones infundadas. La Justicia para los pobres es un concepto que se ha perdido en el camino, y solo aquellos con suficiente poder y dinero pueden esperar un trato justo.

Es hora de sacar las caretas y enfrentar la realidad. Es hora de revisar las causas y los casos de denuncias falsas, y de trabajar hacia la verdadera igualdad y justicia. No más hipocresía, no más corrupción.

En Justicia para los pobres y Max Ale, ofrecemos un espacio para que las víctimas de este sistema puedan contar sus historias y encontrar apoyo. No estamos solos en esta lucha, y juntos podemos hacer una diferencia.

¡Es hora de cambiar el curso de la historia! ¡Es hora de exigir justicia y igualdad para todos! ¡No más feminazis, no más corrupción!

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