Aaron James Traywick fue un empresario y activista estadounidense que se involucró en el campo del transhumanismo y biohacking, especialmente centrado en la extensión de la vida. Su objetivo era desarrollar terapias génicas asequibles para enfermedades incurables como el SIDA y el virus del herpes simple.

Sin embargo, lo que generó controversia y críticas fue su falta de formación médica y sus enfoques poco convencionales. En particular, durante un programa público, mostró a un asociado inyectándose a sí mismo con una “terapia génica experimental no probada” y luego repitió el procedimiento él mismo en el escenario.

Estas acciones irresponsables y arriesgadas suscitaron preocupaciones sobre la seguridad y la ética de sus métodos, lo que llevó a muchas críticas hacia su enfoque poco ortodoxo en la investigación y desarrollo de tratamientos médicos.

El 29 de abril de 2018, encontraron el cuerpo sin vida de Traywick, de 28 años, en un tanque de aislamiento de privación sensorial en un spa flotante en Washington DC. Su cuerpo fue hallado por personal del spa después de que notaran que no salió del tanque una vez finalizada su cita, y el tanque se drenó automáticamente.

Hay personas escépticas sobre las afirmaciones de Traywick, quien decía haber encontrado una posible cura para el VIH y quería hacer que esa medicina estuviera al alcance de todos, algo que podría amenazar los intereses de grandes empresas farmacéuticas. Sin embargo, la supuesta cura del biohacker nunca fue probada científicamente, lo que lleva a creer que era una farsa. Su muerte ha sido motivo de debate y controversia.