
Política | Ayer
Sionismo puro
La paradoja del "libertario": austeridad para los débiles, beneficios para los fuertes sionistas
El presidente Javier Milei confirmó un convenio que le da la derecha a los israelíes.

En apenas seis meses de gestión, el presidente Javier Milei ha logrado una reducción histórica de la inflación mensual (1,5 por ciento en mayo) y un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que asegura un desembolso inmediato de 2 mil millones de dólares.
Sin embargo, detrás de estos números celebrados por el Gobierno asoma una realidad de recortes profundos en las áreas que sostienen a los sectores más vulnerables: jubilaciones, salud, educación y ciencia.
Ajuste y recortes: quién paga la factura
El presupuesto 2025, bautizado por el oficialismo como "blindaje fiscal", garantiza automáticamente superávit, pero a costa de reducir partidas clave. Salud, educación y obra pública (que apenas pasará del 0,3 al 0,6 por ciento del PBI) quedan expuestas a tijeretazos cuando los ingresos caen.
- Transporte público: la quita del Fondo Compensador al Interior elevó tarifas de 76,92 a 371,13 en un año, golpeando a quienes dependen del colectivo para trabajar y estudiar.
- Educación superior: aunque se proyecta un leve aumento en el gasto universitario, se suspendió la Ley de Financiamiento Educativo, cuya vigencia garantizaba al menos el 6 por ciento del PBI para la enseñanza.
Estas decisiones contrastan con la fusión de austeridad interna y apertura externa: Milei firmó un convenio con Israel para otorgar prestaciones sociales a ciudadanos israelíes residentes en el país (jubilaciones, asignaciones familiares y por discapacidad) mientras congela el ajuste de pensiones para jubilados argentinos sin derecho a recomposición .
Ciencia y género bajo el hacha
En ciencia, el panorama es aún más sombrío. El Gobierno eliminó el Ministerio de Ciencia y recortó su presupuesto en un 33 por ciento en 2024, la mayor caída desde 1972.
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CoNICeT) sufrió despidos masivos de becarios y administrativos, y una posible "lista negra" ideológica que persigue a investigadores que estudian cambio climático o agroecología. Este desmantelamiento amenaza a largo plazo la capacidad de innovación de un país que ya vivió fugas de cerebros en olas anteriores.
En materia de género, Milei disolvió el Ministerio de las Mujeres, Gèneros y Diversidad y redujo un 33 por ciento el presupuesto contra la desigualdad de género, prohibió el lenguaje inclusivo y clausuró la subsecretaría de Protección contra la Violencia de Género, dejando a miles de víctimas sin un canal estatal de contención.
El éxito de Milei en domar la inflación y recuperar la confianza de los mercados contrasta con su modelo de "minarquismo" que, en la práctica, reduce el Estado a un mero garante de condiciones para capitales y alianzas internacionales, mientras abandona a quienes dependen de las políticas públicas. La paradoja de celebrar logros macroeconómicos suena hueca cuando millones de argentinos ven recortadas sus pensiones, tarifas inalcanzables y un retroceso en derechos fundamentales.
El gran experimento libertario, hasta ahora, arroja un saldo claro: los más débiles cargan con el ajuste, y aquellos con acceso a redes de poder internacional sonríen ante la nueva "Argentina de libre mercado".
