Las protestas en Mar del Plata contra el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se intensificaron esta semana, lideradas por afiliados al Instituto Obra Médico Asistencial (IOMA) y vecinos del Foro de Seguridad de General Pueyrredón. La movilización forzó al mandatario a cancelar una visita programada a la ciudad, en medio de un clima de creciente descontento social.

El Foro de Seguridad tuvo una participación destacada, al manifestarse también en la Escuela de Policía "Juan Vucetich" para exigir la apertura del servicio de emergencias 911 en Mar del Plata. Durante el acto, el presidente del Foro, Juan Manuel López, expresó su descontento tras un encuentro con el subjefe de la Policía Bonaerense, Leandro María Sarlo, a quien calificó como defensor del plan de seguridad del gobernador Kicillof.

"El modelo no está funcionando", afirmó López, quien describió la reunión como un "trago amargo". En declaraciones a un medio local, señaló que las respuestas recibidas desde la Provincia se limitaron a "chicanas".

Según trascendió, representantes provinciales aseguraron que la situación ha mejorado con la incorporación de 60 nuevos patrulleros. Sin embargo, López consideró que esto es insuficiente para una ciudad de las dimensiones de Mar del Plata. Además, denunció que "se retiraron 360 efectivos de las comisarías" y criticó que el ministro de Seguridad, Javier Alonso, "fue escondido para que no quede en ridículo".

La movilización también reunió a afiliados de IOMA, quienes reclamaron por las deficiencias en la cobertura médica y las demoras en la atención, otro punto crítico que afecta a numerosos bonaerenses. En conjunto, las protestas reflejan un descontento generalizado con la gestión de Kicillof en ámbitos clave como la seguridad y la salud.

La decisión del gobernador de cancelar su visita pone en evidencia la tensión existente entre la administración provincial y los vecinos de Mar del Plata, quienes exigen respuestas concretas ante problemáticas que impactan directamente en su calidad de vida. La falta de soluciones tangibles podría repercutir negativamente en la imagen del mandatario, especialmente en un contexto político marcado por la creciente exigencia ciudadana y la proximidad de nuevos desafíos electorales.