En las últimas semanas, La Libertad Avanza (LLA) ha profundizado tensiones en el distrito de Mar Chiquita con la designación “a dedo” de Jorge Robbiano como coordinador local, a cargo de Sebastián Pareja. La medida, que no contó con convocatoria ni debate interno, despertó críticas tanto de referentes zonales como de adherentes del oficialismo provincial.

Según allegados al espacio, Robbiano ha mantenido reuniones de carácter reservado con Julio Ruggiero, ex concejal de Propuesta Republicana (PRO).

Estos encuentros no habrían recibido el respaldo formal de la conducción provincial del PRO, lo que abre interrogantes sobre el nivel de coordinación y los posibles acuerdos entre fuerzas.

A su vez, la influencia del Frente Renovador (FR) se hace sentir a través de María Valeria Ihler, pareja de Robbiano.

Ihler goza de un sólido recorrido en el massismo: fue candidata en las elecciones legislativas de 2015 y 2017, consolidando vínculos con estructuras territoriales y cuadros jóvenes del FR. Su incorporación al entorno de Robbiano sugiere un intento de amalgamar distintas corrientes del peronismo disidente dentro de LLA.

Por otro lado, Cristián Prada, concejal local de LLA, mantiene históricamente diálogos y alianzas tácticas con el peronismo tradicional. Su decisión de votar junto al bloque kirchnerista en el reconocimiento al Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel generó controversia interna, profundizando las fracturas sobre la identidad política del espacio en Mar Chiquita.

En este escenario, la novedad pasa por la emergencia de “acuerdos de pasillo” que, según voces críticas, erosionan los mecanismos democráticos de selección de autoridades y debilitan la coherencia programática de La Libertad Avanza en el distrito. Mientras tanto, militantes locales aguardan definiciones y aspiran a una apertura que implique mayor participación en las decisiones de su propio espacio.