En el intrincado y a menudo opaco universo de la política argentina, los rumores tienen el poder de moldear percepciones y cuestionar reputaciones. Horacio Rodríguez Larreta, ex jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), ha sido protagonista de una controversia que, aunque envuelta en especulaciones, sigue resonando en los círculos políticos y en la opinión pública.

Desde 2021, su vida personal ha estado bajo el escrutinio de un rumor persistente: la supuesta existencia de un hijo extramatrimonial con Milagros Maylin, una ex funcionaria que trabajó bajo el Gobierno bonaerense de María Eugenia Vidal. ¡Y su actual esposa!

La chispa de esta historia se encendió en febrero de 2021, poco después de que Larreta anunciara su separación de Bárbara Diez, su esposa durante más de 20 años, en diciembre de 2020.

Medios como Mundo Poder y A1 Noticias informaron entonces que el motivo detrás del quiebre matrimonial podría haber sido el nacimiento de este supuesto hijo con Maylin. Aunque estas afirmaciones nunca han sido respaldadas por pruebas concretas ni confirmadas oficialmente, la sombra de la duda se instaló con fuerza sobre la figura de Larreta.

El silencio del ex jefe de Gobierno frente a estas versiones no hizo más que avivar el fuego. En octubre de 2022, Rodríguez Larreta rompió parcialmente ese mutismo al confirmar públicamente su relación con Milagros Maylin en una entrevista con Luis Novaresio.

"Me enamoré y estoy muy feliz", declaró, mostrando una sonrisa que contrastaba con la ausencia de cualquier referencia a un hijo. Este vacío en su relato ha sido interpretado por muchos como una señal de que hay algo más en la historia, un secreto que Rodríguez Larreta prefiere mantener bajo llave.

La falta de transparencia no solo ha alimentado las especulaciones sobre su vida privada, sino que también ha proyectado una sombra sobre su carrera política. En un momento en que Larreta se posicionaba como un potencial candidato presidencial, estos rumores podrían haber erosionado la confianza de sus seguidores y dado munición a sus adversarios.

En la política nacional, donde la vida personal suele convertirse en un arma de doble filo, la opacidad de Larreta ha sido un regalo para quienes buscan desacreditarlo.

Analistas coinciden en que, más allá de la veracidad de los rumores, la forma en que Larreta ha manejado esta situación refleja una estrategia deliberada de control de daños que, paradójicamente, ha generado más preguntas que respuestas.

¿Por qué no desmentir categóricamente las versiones si son falsas? ¿Qué lo lleva a guardar silencio sobre un tema que podría aclararse con facilidad? La persistencia de estas incógnitas ha dejado una marca en su imagen pública, transformando un rumor en una narrativa que lo persigue.

Mientras el tiempo avanza, la pregunta sigue flotando en el aire: ¿Qué esconde Horacio Rodríguez Larreta? La ausencia de hechos confirmados no ha impedido que esta historia se mantenga viva, alimentada por la imaginación popular y el interés de quienes ven en ella una grieta en la armadura de un político que alguna vez se proyectó como impecable. En un juego donde la verdad y la percepción se entrelazan, Larreta parece atrapado en su propio enigma.