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Un Topo por el Mundo modificó el video de su visita a Annobón para defender a la dictadura
El influencer argentino Pablo Levinton Fruchtengarten en el ojo de la tormenta por su doble moral.
El influencer argentino Pablo Levinton Fruchtengarten, más conocido como "Un Topo por el Mundo", cambió su relato sobre la isla de Annobón (territorio salvajemente reprimido por el régimen de Teodoro Obiang Nguema Mbasogo) para suavizar las atrocidades que había denunciado en su presentación en Mar del Plata.
Y no lo hizo en una ocasión, sino en dos. Entre la censura y el cinismo, su caso expone cómo el poder busca maquillar sus crímenes con la complicidad de la desinformación.
De la denuncia al silencio
El 30 de agosto de 2025, el Teatro Radio City de Mar del Plata fue testigo de una versión descarnada del viaje del influencer a Annobón, una isla africana devastada por el hambre, la contaminación y el aislamiento impuesto por la dictadura de Guinea Ecuatorial.
Ante decenas de espectadores, Pablo Levinton ("El Topo") describió un infierno de prostitución de menores, torturas, represión y pobreza extrema.
Habló de vigilancia, censura, persecución y de un comisario local que lo controlaba a cada paso. "Era hacerse el amigo del comisario o terminar flotando en el agua", llegó a decir.
También denunció que las autoridades le habían obligado a borrar material sensible y que había recibido mensajes de auxilio clandestinos de los propios annoboneses. Nada de eso apareció en el video original de su canal de YouTube, titulado con un nombre amigable: "Así es la ISLA AFRICANA que 'QUIERE ser ARGENTINA' | Annobón".
El video publicado constituía un panfleto turístico con tono institucional. Las escenas de pobreza y persecución nunca aparecieron. En su lugar, se mostraron las obras públicas del régimen: un hospital vacío, un aeropuerto con fines militares y un hotel que jamás fueron inaugurados, presentados como símbolos de "progreso".
Otro video como respuesta
Como reacción a la publicación de este medio, que expuso el audio de su presentación en el teatro marplatense, el propio Levinton publicó un nuevo material, titulado "Así me CENSURARON grabando en una ISLA AFRICANA | Annobón", donde reconoció que las autoridades le revisaron el teléfono, le borraron fotos y lo obligaron a suprimir toda referencia al sufrimiento local.
En su descargo intentó justificar su posición: "No podía hablar estando allá, me borraron material, pero tranquilos, lo recuperé".
A semanas de la reivindicación, sin embargo, "El Topo" lo hizo de nuevo: modificó la imagen de portada del video de YouTube donde se leían dos leyendas muy duras: "Censored" (censurado, en inglés) e "Imágenes prohibidas". Pero no solo ello, también cambió el nombre del video, bajándole el tono y evitando, nuevamente, hablar de censura.
El video pasó de llamarse "Así me CENSURARON grabando en una ISLA AFRICANA | Annobón" a "¿Por qué me TRATARON MAL en la Isla de Annobón en ÁFRICA?".
En este punto, la posición del influencer resulta innegable y el daño ya está hecho: el video original publicado por "Un Topo por el Mundo" sirvió para blanquear la imagen del régimen más longevo y represivo de África.
La propaganda de Obiang y la docilidad de los influencers
El caso del “Topo por el Mundo” revela cómo las dictaduras modernas no solo reprimen: también compran silencio. A través de viajes "patrocinados", censuras encubiertas y manipulación mediática, buscan construir una imagen amable mientras torturan y encarcelan a su pueblo.
En Annobón, la ONU confirmó las violaciones sistemáticas a los derechos humanos, detenciones arbitrarias, dinamitación de viviendas y torturas a decenas de isleños por haber firmado una simple carta de auxilio. Pero en el universo de los influencers, la realidad se puede editar: basta con borrar los cuerpos, ajustar la luz y recortar el horror.
Lo que en Mar del Plata fue una denuncia brutal, en YouTube se transformó en un documental tibio y complaciente. Una doble vara inadmisible para quien se presenta como cronista "del mundo real".
El influencer se escuda en que "no podía mostrar todo", pero el problema no es el miedo -comprensible ante una dictadura-, sino la decisión posterior de blanquear a los verdugos. Su voz, que pudo haber sido testimonio de resistencia, terminó siendo herramienta de propaganda.
El relato suavizado no solo engaña a su audiencia: traiciona a las víctimas que se jugaron la vida para entregarle mensajes de auxilio, creyendo que su historia llegaría al mundo.
Entre la censura y la complicidad
Annobón no necesita más filtros ni montajes: necesita verdad. El pueblo annobonés lleva años incomunicado, aislado y castigado por el régimen de Obiang. Las explosiones de dinamita que destruyeron sus casas, los secuestros nocturnos y las torturas siguen ocurriendo mientras el influencer argentino promueve presentaciones teatrales contando hazaña que no son tales.
El "Topo por el Mundo" tuvo una oportunidad histórica: mostrar lo que nadie más puede mostrar. Eligió, en cambio, subirse al avión de la censura y editar su conciencia con la misma precisión con la que editó su video.
El silencio, cuando beneficia al poder, también es violencia. Y en Annobón, donde la miseria se oculta tras un decorado de cemento y discursos, la mentira duele más que las bombas.
