En un contexto político cada vez más polarizado, la figura de Graciela Camaño sigue siendo un referente de la crítica interna en Argentina. La ex diputada y ex ministra de Trabajo ya señalaba en 2021 su descontento con la dirigencia política, advirtiendo que "lamentablemente la política no tiene grandes dirigentes ni mucha gente que trabaje, pienzo y se vaya por fuera de la manada".

Según Camaño, la falta de debate y la disciplina partidaria han permitido que un bloque autoritario se imponga en la escena política del país. Con la llegada de Javier Milei a la Presidencia, sus críticas se tornaron aún más severas.

En entrevistas posteriores, la ex funcionaria no dudó en calificar al mandatario de «totalitario», afirmando que Milei "no tiene la más p... idea de lo que es una República" y que su apuesta por un Estado mínimo no es fruto de convicciones ideológicas, sino de un deseo de concentrar el poder. Para Camaño, el presidente resulta “mucho mejor político que economista”, pero su estilo autoritario y su desprecio por la división de poderes representan un peligro para la democracia.

Mientras estas declaraciones generan revuelo a nivel nacional, el escenario político en la provincia de San Luis se enriquece con un nuevo giro estratégico. Allí, se ha forjado una alianza entre La Libertad Avanza (LLA) y el Partido Tercera Posición (3P). Esta coalición, que une a corrientes tradicionalmente identificadas con el liberalismo y a una fuerza surgida en 2012 tras una escisión del Partido Justicialista (PJ) liderada por la misma Camaño, pretende ofrecer una alternativa frente al autoritarismo del Gobierno central.

La alianza en San Luis se presenta como un intento de recuperar una identidad política que se ha visto amenazada por la concentración del poder en el Ejecutivo. Según analistas locales, la cooperación entre LLA y 3P busca no solo contrarrestar el modelo de Gobierno actual, sino también impulsar una “tercera vía” que se distancie tanto de los extremos autoritarios como del populismo que ha caracterizado los últimos años en el país. De esta forma, se aspira a reactivar el debate político y a proponer soluciones basadas en el respeto a la división de poderes y en la transparencia institucional.

En declaraciones que resuenan tanto en la arena política como en el ámbito mediático, Camaño ha sido clara: la crítica hacia la casta política no es nueva, y su evolución hasta atacar de forma directa a Milei es el reflejo de un desencanto profundo con un sistema que, según ella, ha perdido el rumbo. Su postura ha encendido el debate sobre la necesidad de renovar la política argentina, en la que la confrontación de ideas se vuelve vital para la consolidación de un modelo democrático sólido.

El futuro de esta alianza en San Luis y la evolución del discurso crítico de figuras como Graciela Camaño serán determinantes de cara a las próximas elecciones legislativas. En un país donde el debate sobre la identidad y la gestión del poder sigue abierto, la consolidación de nuevas fuerzas y alianzas representa una apuesta por recuperar el espacio de la pluralidad política y el debate democrático.