José Octavio Bordón es, sin duda, una figura enigmática en la política argentina. Con un currículum que abarca desde la Gobernación de Mendoza y el desempeño como legislador hasta cargos diplomáticos en gestiones tan disímiles como los de Néstor Kirchner y Mauricio Macri, el dirigente del interior ha sabido reinventarse una y otra vez.

Sin embargo, la última alianza electoral que realizó en 2023, con La Libertad Avanza (LLA) de Javier Milei, a través de su sello Política Abierta para la Integridad Social (PAIS” en la provincia de Corrientes, ha encendido una nueva polémica sobre su verdadera orientación ideológica.

De embajador a aliado oportunista

A lo largo de su carrera, Bordón ha demostrado una sorprendente flexibilidad política. Fue designado embajador en Estados Unidos durante el Gobierno kirchnerista, y años más tarde, en un giro que muchos interpretaron como una señal de cambio de lealtades, asumió la representación diplomática en Chile durante la administración de Mauricio Macri.

Esta dualidad (más que un compromiso con ideales concretos, parece una adaptación a las circunstancias del poder) es una constante en la trayectoria del ex gobernador de Mendoza y ex candidato presidencial.

La reciente alianza con La Libertad Avanza, un espacio que hoy encabeza Javier Milei, no hace sino reforzar la imagen de Bordón como un político camaleónico. En Corrientes, su sello Política Abierta para la Integridad Social fue utilizado para “fiscalizar” y, en apariencia, supervisar el accionar de ciertas autoridades.

Pero, ¿acaso se trató de una genuina apuesta por la transparencia o simplemente de una maniobra para capitalizar la ola electoral libertaria que arrastra a Milei?

Fiscalización o maniobra electoral

La acción en Corrientes ha generado cuestionamientos en diversos sectores críticos. Bordón, que en tiempos pasados fundó el partido PAIS (posteriormente absorbido en alianzas que pretendían dar una alternativa al peronismo tradicional), ahora parece haber rescatado esa insignia bajo una nueva lógica.

En lugar de constituirse en un organismo fiscalizador independiente, su sello Política Abierta para la Integridad Social se ha empleado para legitimar una alianza electoral con La Libertad Avanza. Este giro ha dejado perplejos a quienes esperan de un político con décadas en el ruedo un compromiso ideológico más claro y coherente.

El hecho de que Bordón se vincule en 2023 con una fuerza política radicalmente distinta a las que en otros momentos respaldó (o incluso se opuso), sugiere que su orientación política se ha convertido en un producto de conveniencia.

La alianza con Milei, enmarcada en el discurso de “fiscalización” en Corrientes, se suma a un historial de decisiones que han oscurecido más que esclarecido su postura en temas fundamentales de integridad y transparencia en el poder.

¿Compromiso con la integridad o mera adaptabilidad?

La trayectoria de José Octavio Bordón es larga y compleja, y su capacidad para transitar entre distintos espacios políticos ha sido en parte reconocida como una virtud en el arte de la negociación y la diplomacia. No obstante, esta misma versatilidad ha generado críticas que lo acusan de oportunismo y falta de principios.

Al sumarse a una alianza electoral con La Libertad Avanza (espacio que ha venido impulsando un discurso antiestablishment y liberal en lo económico) Bordón no solo rompe con una coherencia que, en otros momentos, parecía definir su accionar, sino que también pone en tela de juicio la autenticidad de su compromiso con la fiscalización y la transparencia.

En Corrientes, donde su sello Política Abierta para la Integridad Social fue la bandera de una supuesta acción de control, la pregunta es inevitable: ¿se trató de un genuino esfuerzo por fortalecer la rendición de cuentas o fue una estrategia para afianzar una alianza electoral que, a todas luces, busca redirigir votos y recalibrar escenarios políticos?