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Christian Silbergleit: del "imperio financiero” al abandono de empleados en Puerto Madero de CABA

El empresario en medio del ojo de la tormenta.

Christian Silbergleit supo construirse una imagen de empresario moderno, vinculado a la llamada "economía real". Sin embargo, tras su repentina salida del World Trade Center de Puerto Madero de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), los relatos de empleados, socios y allegados exponen un escenario muy distinto: despidos masivos, bienes usados de manera irregular y un entramado de sociedades que hoy está bajo la lupa.

Silbergleit comenzó en el mundo financiero, con participaciones en el Mercado Federal de Valores y diversas consultoras como ALSA Soluciones Financieras, CSG Group y Ecofinanzas. Con el tiempo, ese entramado derivó en Round Capital, una estructura que extendió sus negocios hacia la construcción, el vino, la gastronomía y hasta la tecnología, siempre con un discurso de inversión en la "economía real".

Sin embargo, las apariencias empiezan a desmoronarse. Diversas publicaciones periodísticas habían revelado que Silbergleit y sus socios manejaban al menos cinco automóviles y cinco sociedades que eran utilizadas para fines personales. También se lo vinculó con la empresa constructora CRIBA, una sociedad con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde se concentran varios de los proyectos en los que aparece mencionado.

La versión más reciente que circula en los pasillos empresariales es todavía más grave. De acuerdo con fuentes que pidieron mantener el anonimato, Silbergleit habría abandonado sus oficinas del World Trade Center, dejando a todos sus empleados en la calle y generando un verdadero vacío operativo. Se habla incluso de un fallecimiento relacionado con una librería valuada en más de 300 mil pesos, hecho que habría sacudido al entorno cercano del empresario.

Quien tomó la palabra en defensa de Silbergleit fue Lorena Carrizo, que asegura que "los empleados son los que generaron el desfalco". No obstante, esa versión no parece convencer a los trabajadores desplazados, que reclaman indemnizaciones y denuncian haber sido sorprendidos por el cierre repentino de la estructura administrativa.

Lo que hasta hace poco se mostraba como un “imperio diversificado” ahora parece una red de sociedades confusas y decisiones inexplicables. El discurso de la economía productiva choca de frente con la realidad de oficinas vacías, empleados sin respuesta y bienes utilizados sin control corporativo.

Por el momento no existe una causa penal pública contra Christian Silbergleit, aunque los hechos y las versiones acumuladas ameritan una investigación formal de la Inspección General de Justicia, la Comisión Nacional de Valores y la Unidad de Información Financiera.

La caída del empresario que decía apostar a la economía real podría convertirse en un nuevo caso de éxito fugaz y colapso prematuro en el corazón financiero de Buenos Aires.

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