
Política | Ayer
Repudio generalizado
Indignación en Río Negro por denuncias de coerción estatal en plena campaña electoral
Gremios y organizaciones sociales pidieron explicaciones al Ejecutivo provincial ante las graves acusaciones de manipulación política.

En las últimas horas, numerosos empleados públicos de la provincia de Río Negro empezaron a testimoniar que sufrieron en los últimos días fuertes presiones internas por parte del gobierno de Alberto Weretilneck, quien habría ordenado a sus funcionarios garantizar el voto a favor de Facundo López, el candidato oficialista que busca retener el control político de Viedma en las elecciones del domingo.
? Hay equipo y hay provincia.
— Andrea Confini (@AConfini) October 21, 2025
Con @WeretilneckOK y el equipo de #JuntosDefendemosRíoNegro, seguimos defendiendo lo nuestro.
Este 26 de octubre, votá la verde ?? pic.twitter.com/1ehGZzYh8w
Según distintas fuentes en distintos organismos provinciales se habrían emitido “instrucciones directas” para que los trabajadores acompañen la boleta de López bajo la presunta amenaza de “revisar contratos o reubicar personal” después de los comicios.
“Nos dijeron sin vueltas que el lunes se va a saber quién apoyó y quién no”, relató una empleada del área de Hacienda que pidió reserva de identidad por temor a represalias.
En otros ministerios, la presión se habría traducido en llamados telefónicos, reuniones obligatorias y hasta promesas de estabilidad laboral o pases a planta para quienes demuestren “compromiso con el proyecto del gobernador”. La maniobra generó un profundo malestar entre los trabajadores, que aseguran sentirse rehenes de una campaña marcada por el miedo y la manipulación política.
Mientras tanto, el silencio del propio Weretilneck ante las denuncias no hace más que alimentar las sospechas. En los pasillos de la administración provincial ya se habla de un clima de coerción que recuerda las peores prácticas del aparato estatal, donde la lealtad política se impone por sobre el mérito y la libertad de conciencia.
“Esto no es democracia, es apriete disfrazado de militancia”, resumió un dirigente sindical que aseguró que, de continuar estas prácticas, podrían presentarse denuncias formales ante la Justicia Electoral y organismos de derechos laborales.
El domingo, Viedma se juega más que una elección: se pone a prueba si el oficialismo puede sostener su poder sin recurrir al miedo como herramienta política.