Opinión | 04/03/24

¡Sin pelos en la lengua!

Lecciones para el intendente Gustavo Barrera de Villa Gesell

El concejal de Propuesta Republicana (PRO) no se guardó nada y, sin pelos en la lengua, remarcó a un intendente "con soberbia".

Por el concejal Adrián Green

Con un discurso que nos tiene acostumbrados, el intendente Gustavo Barrera de Villa Gesell abrió las sesiones ordinarias de este año. En primer lugar, la culpa de lo que pasa en la ciudad siempre es de otros.

Este año le tocó Javier Milei, donde en varias oportunidades habló de la gran crisis económica que vivirá la ciudad y de los sueldos magros que alcanzan los municipales, pero se olvidó decir que a muchos amigos funcionarios les tocó cobrar Adicionales por Función, Dedicación exclusiva y otros ítems que engrosan hasta un 150 por ciento sus sueldos, privilegio que los demás empleados municipales no tienen.

De los temas importantes habló poco y nada. De salud puntualizó los centros, pero de los problemas del hospital sólo dijo: "Ya lo arreglaremos", minimizando la gran preocupación que tienen la mayoría de los geselinos estos últimos años.

De seguridad casi ni habló, una problemática que no para de crecer, solo nombró las cámaras agregadas y los móviles adquiridos. Pero cada día la inseguridad crece y los vecinos no tienen respuesta.

La soberbia lo llevó al límite de decir que los concejales nos tomamos 2 meses de vacaciones, quizá no nos vio, debería dejar de viajar tanto con el gobernador bonaerense Axel Kicillof y estar más presente en la ciudad, esa ciudad que como él dijo nos necesita, ya que él no puede sólo.

Pero sólo se va a quedar si sigue atacando a la oposición, ninguneando los opiniones y banalizando los proyectos que cada semana ingresamos al concejo deliberante, buscando soluciones y proyectando esa ciudad que soñamos.

Porque no nos olvidemos de una cosa, la ciudad no se encontró con los problemas ahora, los viene acarreando cada año, sumando nuevos y emparchando los viejos.

Espero que el señor Intendente este año se de cuenta de que emparchando no resuelve los problemas, tampoco culpando al resto.

Este año tendrá que aprender a escuchar, no sólo a los concejales, sino a los vecinos que año tras año piden lo mismo: la salud, la inseguridad y que podamos soñar con una ciudad próspera dónde nuestros hijos no quieran irse, y si por algún motivo se van a estudiar o trabajar, no vean la hora de volver a la ciudad que aman.

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