
Otros Municipios | 23/01/24
QEPD
Murió Pablo Novak, el único y último habitante de Epecuén: un pueblo arrasado por una inundación en Adolfo Alsina
La Comuna bonaerense dejó de existir y ahora solo será un museo provincial.

Con la muerte de Pablo Novak, el valioso testigo de aquel fatídico episodio que arrasó con el pueblo de Villa Epecuén, una página importante de la historia se da vuelta. El hombre de 93 años, falleció en Carhué después de padecer un ACV que lo dejó hospitalizado durante las últimas horas de su vida.
Una figura icónica en la región, Novak era conocido como "el último habitante" de Epecuén, y su partida deja un vacío en una comunidad que ya venía debilitándose a lo largo de los años. Durante décadas, él había custodiado las ruinas del poblado, un lugar que sigue atrayendo a miles de turistas atraídos por su historia y misterio.
El último sobreviviente de aquel evento desgarrador que sepultó a Villa Epecuén bajo el agua, había sido nombrado Embajador Cultural y Turístico en el 2020, en reconocimiento a su papel como custodio de la memoria colectiva del lugar.
Si bien tenía 10 hijos que residían en la zona y se habían preocupado por trasladarlo a un hogar en Carhué durante la Pandemia, el propio Novak había decidido regresar a su granja en Epecuén. Allí vivía solo, valiéndose de una cocina a garrafa y obteniendo energía a través de paneles solares proporcionados por el Municipio.
Su cercanía con las ruinas lo hizo famoso incluso más allá de las fronteras argentinas. Creadores de contenido de viajes, como Luisito Comunica o Un Topo por el Mundo, se acercaron a Epecuén con el objetivo de conocer a Novak y documentar su estilo de vida.
En sus últimas entrevistas, Pablo Novak expresaba su satisfacción por recibir a gente interesada en conocer su historia y admirar las ruinas en las que vivía. Defendía su presencia allí, pues le brindaba felicidad y se sentía cómodo compartiendo su experiencia con los visitantes.
Villa Epecuén, el pueblo de las ruinas, es un destino que guarda en cada rincón el recuerdo de aquella inundación devastadora en 1985. Con el tiempo, las aguas se retiraron y dejaron al descubierto las ruinas de una tragedia que transformó la vida de sus habitantes para siempre.
Hoy, Villa Epecuén se ha convertido en un atractivo turístico, visitado por personas de todas partes del mundo que quedan maravilladas con la historia y la historia sepultada bajo sus escombros. Pablo Novak fue el último testigo de aquel pasado, y su voz se silenció junto con su partida. Su legado quedará registrado en documentales, videos y en la memoria de quienes tuvieron la fortuna de conocerlo.
