Política | 08/05/24

Exclusivo

¿Quién es el empresario K que heredó el trono de Cristóbal López?

Franco Bindi aparece en oscuros operativos de inteligencia para "salvar" a Cristina Fernández de Kirchner en causas delicadas.

El abogado Franco Bindi es dueño del medio kirchnerista de  YouTube llamado Extra!. Una suerte de 678 o canal militante como es C5N.

En su emisión de prueba, el 25 de mayo del 2023, había hecho su primera apuesta para seducir a lo que imagina su público incondicional: una transmisión a cargo de Víctor Hugo Morales del acto de Cristina Fernández de Kirchner en Plaza de Mayo, el día en que parecía que Sergio Massa y Eduardo "Wado" De Pedro se lucirían por ubicación en el escenario, pero perdieron por goleada en atención contra las divertidas morisquetas de los nietos de la ex vicepresidente.

Bindi es el dueño de la FM Radio Extra! y tiene (en un pasado que incluye un pedido de captura de Interpol en su contra) fuertes vínculos con los servicios de inteligencia que constan en varios expedientes judiciales desde hace por lo menos 9 años, cuando aparece operando a oscuras para defender al Gobierno de CFK por el Pacto con Irán, tras la muerte del fiscal Alberto Nisman.

Si heredó los contactos de aquel mundo opaco, ahora parece sacarle provecho propio para los emprendimientos empresarios.

Franco es hijo de Gustavo Bindi, histórico abogado del secretario general de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), Gerardo Martínez, al frente del gremio de la construcción desde hace 33 años.

La relación del padre de Franco con los servicios de inteligencia era extremadamente cercana al menos por 3 vías. La primera es que su cliente Martínez figuraba en la nómina de civiles que trabajaron en el Batallón de Inteligencia 601 durante 1982, antes de la llegada de la democracia.

Según la foja de servicios que el Ejército le entregó a la entonces ministra de Defensa, Nilda Garré, en 2010 Gerardo Martínez era calificado por su trabajo en Campo de Mayo como un "agente leal y útil" a la inteligencia del Ejército.

La segunda es que Gustavo Bindi, además, era vecino y amigo personal del abogado Guillermo Alberdi, un agente de la SIDE que compartía su estudio jurídico con el funcionario kirchnerista Juan Martín Mena (ex viceministro de Justicia) y con Víctor Hortel, el ex funcionario K que fundó adentro de las cárceles la agrupación de presos Vatayón Militante.

Vale remarcar que Gustavo Bindi falleció en el año 2019, durante la "Plandemia" de Coronavirus.

Por último, la tercera vía que lo vinculaba a los servicios era su propio hijo, Franco Agustín Bindi. En el expediente que investiga el asesinato del fiscal Nisman, su nombre aparece en los relatos de diferentes espías.

Allí aseguran que un abogado cuyas iniciales son MRC, socio de Franco Bindi en su estudio jurídico, era otro agente de la SIDE que trabajaba en la Dirección de Reunión Interior del ex espía K Fernando Pocino.

Según los agentes, "esos abogados aparecen en todas las causas del Instituto Patria".

¿Y qué hizo Bindi en el caso Nisman?

Llevó a Allan Bogado (el espía que Nisman denunció como el agente de CFK que negociaba con los iraníes que volaron la AMIA) al estudio del ex juez Luis Yrimia (hoy prófugo por la causa de las estafas de Generación Zoe) para que el doctor dijera ante escribano público que él era un informante que trabajaba para Jaime Stiuso (en ese momento, echado por Cristina) y no para Pocino.

Era para hacer creer que Nisman denunciaba a un espía que no tenía nada que ver con el ala más kirchnerista de la SIDE. Un plan para "esconderlo" y , a la vez, hacer aparecer a Cristina "lejos" de sus verdaderos agentes incondicionales.

Bindi, de 37 años, fue abogado de Lázaro Báez y asesor todo terreno: del gobernador Gerardo Zamora en Santiago del Estero, del Ministerio de Planificación de Julio de Vido, de PDVSA (la petrolera del Gobierno chavista) y, últimamente, del diputado Leopoldo Moreau.

Tras aquella maniobra para "salvar" a Cristina de la denuncia de Nisman, Bindi regresó en otra operación K. Esta vez en Dolores, donde un cliente de su estudio, Pedro Etchebest, fue a tratar de desarmar la causa de los cuadernos de las coimas. Pero no pudo ser.

El Operativo Puf, como lo llamó el diputado Eduardo Valdés (que anticipó la maniobra), se evaporó en la Cámara Federal bonaerense de Mar del Plata.

Bindi y Valdés aparecieron juntos en la última reunión del Grupo de Puebla en Buenos Aires, donde se destacó "la defensa de los líderes progresistas que son víctimas de persecución judicial".

Cristina ya estaba condenada por corrupción en la obra pública.

Franco Bindi había estado prófugo de la justicia entre 2011 y 2013, acusado de aportar documentación falsa que le permitió a un cliente suyo fugarse a Brasil llevándose a su pequeña hija en medio de una disputa que tenía con la madre de la nena.

En aquel momento, Bindi estuvo entre las personas buscadas de la página oficial de Interpol, y el Ministerio de Seguridad bonaerense ofrecía recompensa por información sobre su paradero.

En 2013 la Cámara de Casación lo acusó de un delito más leve (impedimento de contacto) y se cayó el pedido de captura. Terminó sobreseído.

Extrañamente o no (al kirchnerismo le gusta estar en todos los expedientes que denuncian a Cristina, no importa de qué lado del mostrador), Bindi también fue abogado del valijero arrepentido Leonardo Fariña, quien lo terminó echando de su defensa porque, según dijo, el ahora empresario de medios K presentaba declaraciones suyas sin consultarle.

Los peculiares antecedentes de Bindi podrían sintetizarse en el eslogan de su canal Extra!, que debutó con un problema de sintonía: en las redes aparece una señal de Costa Rica que se llama igual.

Cuando lo encuentran, Bindi promete a su audiencia una definición difícil de discutir: Somos distintos. Pero al final es más de lo mismo.

COMENTARIOS