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Movida estratégica

Río Negro apuntó a sostener su agenda productiva y Weretilneck reclamó interlocución directa sin intermediarios

El encuentro en Casa Rosada incluyó carpetas vinculadas a infraestructura, economía y plan vial para sostener exportaciones y turismo.

Alberto Weretilneck llegó este lunes a Casa Rosada con un objetivo claro: pedir ayuda. Sin representación real en el Congreso a partir del 10 de diciembre y con un escenario político que lo deja sin capacidad de presión, el gobernador rionegrino se presentó ante Diego “el Colorado” Santilli para rogar respaldo del Gobierno nacional y garantizarse algún nivel de interlocución.

Según fuentes que presenciaron la llegada anticipada del mandatario, Weretilneck prácticamente fue a “lamerle las botas” al funcionario libertario. El encuentro, de casi una hora, se justificó públicamente por el estado de las rutas rionegrinas, pero en el trasfondo la movida tuvo una lectura política mucho más cruda: sin diputados ni senadores propios que puedan sostenerle la agenda, el gobernador busca desesperadamente un canal directo con Nación.

En el plano formal, Weretilneck llevó el reclamo por el deterioro de la Ruta 40 en el tramo Bariloche–El Bolsón, donde la Justicia sugirió reparaciones “inmediatas”, y por el avance del expediente que evalúa el estado crítico de la Ruta 151, vital para la conectividad productiva del norte provincial. Pero puertas adentro, el mensaje fue otro: la provincia necesita recursos, obras y respaldo legislativo, y ya no tiene cómo negociar.

Santilli recibió al gobernador en el marco de la ronda de conversaciones que mantiene el Gobierno de Javier Milei para asegurarse acompañamiento al Presupuesto 2026, la reforma impositiva y las iniciativas de modernización laboral. Gobernadores como Rogelio Frigerio, Nacho Torres, Martín Llaryora y Ronaldo Figueroa ya pasaron por Rosada con sus carpetas de pedidos, aunque ninguno en la situación de fragilidad política en la que quedó Weretilneck.

Mientras tanto, el Ejecutivo nacional sigue evitando convocar a los mandatarios opositores más duros, como Axel Kicillof y Ricardo Quintela, y ordena los apoyos que necesita para sesiones extraordinarias.

En ese tablero, Weretilneck, sin bancada propia y sin margen de presión, llegó a la Rosada buscando algo más que reparación de rutas: buscó supervivencia política.

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