Opinión | 24/11/23
¿Qué depara el futuro?
El camino difícil
Mucho se ha escrito respecto al uso del "rumor" como forma de socavar la moral de un pueblo y con ello la sustentabilidad de su Gobierno.
Por el escritor Ariel Corbat, desde La Pluma de la Derecha
Advierto que aunque sean ridículos y nos los tomemos a risa, esos posteos ya sistemáticos donde los kirchneristas fabulan historias de "arrepentidos por votar a Javier Milei", son parte inicial de la sedición en marcha contra la Presidencia del liberal libertario.
Siempre existieron las campañas de acción psicológica previas en las acciones destituyentes planificadas.
Así, mucho se ha escrito respecto al uso del "rumor" como forma de socavar la moral de un pueblo y con ello la sustentabilidad de su Gobierno.
Desde la antigüedad, incluso antes que el genial estratega chino Sun Tzu escribiera "El Arte de la Guerra", se conoce la importancia de implantar rumores, versiones falsas de la realidad que crean temor y desconfianza en la población.
El individuo piensa pero la masa teme.
Quien quiera buscar en Twitter "@plumaderecha camino difícil", encontrará algunos posteos míos de distintas fechas que anticipando esta campaña afirman que los votantes de Javier Milei elegimos a sabiendas el camino difícil, el que demanda esfuerzos y sacrificios.
Se ha observado y con razón que con Javier Milei se da el caso, por primera vez estos 40 años de intento democrático, que un candidato gana las elecciones proponiendo medidas duras.
La razón es simple: Milei no miente. Y no lo digo yo, lo dicen sus adversarios.
Por caso Rafael Bielsa, entrevistado ayer por Jorge Fontevecchia dijo que Javier Milei es "literal" en el sentido que dice lo que piensa y hace lo que dice.
La sinceridad de Milei llegó al electorado, que votó ajuste estructural y reforma funcional del Estado para lograr estabilidad: motosierra y dolarización.
No ofreció Milei, a diferencia de su principal oponente Sergio Massa, un camino de falsa felicidad donde todo sería, inexplicablemente, por arte de magia, una transición barata e indolora desde su desastre como ministro de economía hasta la panacea prometida.
Habrá pues que sostener la memoria del lamentable estado del país que deja el régimen; inflación, pobreza, miseria, inseguridad, inmoralidad pública, etcétera.
Porque esos males tienen una inercia que no se rompe sin sufrimiento ya que las cosas van e empeorar antes de mejorar.
La sedición kirchnerista contra la Presidencia de Javier Milei fue largamente anunciada y por ende prevista (La sedición kirchnerista que habrá que reprimir).
Razón por la cual no debería el presidente Milei estar desprevenido. Sabe además, como todos, que no hay buena fe en el kirchnerismo.
Son muchas las peleas que el gobierno de La Libertad Avanza debe dar en forma simultánea, la económica con su urgencia necesita de otras en el plano de la cultura y de la seguridad para garantizar el orden constitucional.
Luego, en todo contexto de crisis más allá de la disputa política se beneficia la criminalidad organizada. Y en Argentina el crimen organizado es fuerte al punto que proliferan bastiones narcos y escenarios de guerra civil molecular.
Enfrentar la criminalidad no se debe postergar por una razón de principios que supo señalar Manuel Belgrano: "El modo de contener los delitos y fomentar las virtudes es castigar al delincuente y proteger al inocente".
Luego también por puro pragmatismo político.
Garantizar la Seguridad Interior, que es garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional, es otra demanda del votante de Javier Milei. Y si ese frente se libra a la improvisación la convergencia de la criminalidad organizada con la sedición política será inevitable.
Creo que tanto el Presidente electo Javier Milei, como la Vicepresidente electa Victoria Villarruel, tienen cabal conciencia de estos aspectos del enorme desafío que enfrentan.
Y es necesario que sus votantes, quienes somos su base de sustentación, también lo tengamos claro.