Política | 19/02

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Entre chanchos y alianzas políticas: la enigmática doble cara de Miguel Ortega

Se trata del representante bonaerense del Partido Nacionalista Constitucional - UNIR.

Miguel Ángel Ortega, reconocido en ciertos círculos académicos por su labor en la UNIR y vinculado al polémico Grupo Balcarce, se ha visto envuelto en una serie de movimientos que despiertan más preguntas que respuestas.

Aunque en apariencia su currículum en el sector tecnológico y la docencia sugerirían una carrera centrada en el conocimiento, sus recientes emprendimientos y alianzas han encendido las alarmas en diversos sectores críticos.

Según informaciones de fuentes cercanas, Ortega no se limita únicamente a la docencia: ha incursionado en el mundo comercial a través de la venta de chanchos en distintos grupos de Facebook. Esta actividad, que raya en lo insólito, pone en tela de juicio la transparencia y las verdaderas intenciones detrás de sus iniciativas, haciendo dudar de la coherencia entre su perfil profesional y su comportamiento empresarial.

El panorama se complica aún más al conocer que Ortega ha forjado una alianza con Ernesto "Tito" Arienzo, secretario general del Sindicato Argentino del Reciclado (SARec). Esta unión no parecería ser fruto del azar, sino parte de una estrategia deliberada para “morder” algún cargo en la compleja escena política.

Al asociarse con una figura del sindicato, Ortega apunta a trasladar su influencia de los espacios académicos y comerciales a los ámbitos del poder político.

Paralelamente, se ha difundido que mantiene un diálogo constante con el diputado bonaerense en licencia, Alejandro Carrancio, con la aparente intención de asegurar algún tipo de banca en las elecciones del 2025. Este acercamiento, que se realiza bajo el manto de una aspiración electoral, adquiere tintes aún más oscuros al involucrar a dirigentes cercanos al ya infame y misterioso Grupo Balcarce, cuyo pasado y actividades han sido objeto de múltiples controversias.

En suma, el recorrido de Miguel Ortega plantea una inquietante disonancia entre su imagen de académico y tecnólogo y la realidad de sus emprendimientos y alianzas políticas.

¿Se trata de una legítima búsqueda de poder o de un entramado de intereses que mezcla negocios poco convencionales con maniobras electorales? Queda en entredicho, mientras la opinión pública y los analistas demandan mayor claridad y transparencia en torno a sus verdaderas intenciones.

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