En la primera sección, el armado de La Libertad Avanza atraviesa una feroz interna entre los sectores que apoyan al armador bonaerense Sebastián Pareja y al estratega Santiago Caputo.

Sin embargo, lo que más preocupa no es solo que el diputado Ramón “Nene” Vera rechazara a los fiscales que se habían inscripto, sino que se entregaran zonas del conurbano al kirchnerismo, donde La Libertad Avanza no controló ninguna escuela.

Tras el masivo ataque en redes contra Vera, Pareja y los Menem por ser considerados responsables de la derrota, comienzan a presionar a Karina Milei en la Casa Rosada para impulsar una renovación y expulsar al reciclado del kirchnerismo.

El problema que analizan en el Gobierno es que, si desplazan al armador bonaerense, este podría irse con sus senadores y diputados, generando una nueva ruptura como la que ocurrió cuando se fue Carlos Kikuchi.

El fuego amigo está llevando a que Pareja modifique su estrategia y evalúe entregar al legislador libertario para salvarse, mientras el asesor presidencial recupera protagonismo en las reuniones de Casa Rosada. No se pudo evitar que, a las 7 de la mañana, Caputo y Pareja terminaran a las piñas; según fuentes, el dirigente bonaerense le gritó: “¡Esto es culpa de tus twitteros!”.

La disputa está más explosiva que nunca, pero lo que realmente reclama la militancia es “mandar a la guillotina” al legislador y a su gente, acusados de haber transado en Moreno con Mariel Fernández y de dejar la mayoría de las escuelas sin fiscales.

En Pilar ocurrió algo similar: nunca se le dio importancia a los fiscales, una actitud sospechosa que generó indignación entre los militantes, que tienen en la mira a Vera y a los barras que asisten a los actos con la agrupación La San Martín.

Ellos distribuyeron cocaína entre los punteros, como sucedió en el acto de Moreno, donde participaron barras de Deportivo Morón, Deportivo Merlo y Deportivo Laferrere, todos convocados por Marcelo García (ex puntero de Walter Festa), un hombre que hace el trabajo sucio que le pide Vera, quien además enfrenta una denuncia por abuso sexual y podría quedar detenido.

La herida está lejos de cerrarse en ambas facciones, y el enfrentamiento continuará hasta que uno de los grupos caiga, sea expulsado o abandone el armado. Sin embargo, ante tanta confrontación, muchos se preguntan:

¿Quién pagará el costo político de lo que pueda suceder en octubre?