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¿Hay algo ahí?
¡Escándalo en el peronismo! Ferraresi desafía a CFK y arma su propio rancho en Avellaneda
El jefe comunal le hace frente a la ex Presidente.

En un giro inesperado que sacude los cimientos del peronismo, Jorge Ferraresi, el intendente de Avellaneda, ha decidido plantarse frente a Cristina Fernández de Kirchner y armar su propia lista para las próximas elecciones.
Este acto de rebeldía ha desatado una verdadera tormenta interna en el partido, con acusaciones de traición y gritos de divisionismo que resuenan en cada rincón de la política argentina.
El conflicto estalla con furia
Fuentes cercanas a Ferraresi aseguran que el intendente está harto de las órdenes que bajan desde La Cámpora (LC), el poderoso brazo político de CFK. "No vamos a permitir que nos dicten desde arriba. Avellaneda merece una voz propia", habría exclamado Ferraresi en una reunión a puertas cerradas, encendiendo la mecha de un enfrentamiento sin precedentes.
Pero La Cámpora no se queda atrás: "Esto es una puñalada por la espalda al kirchnerismo. Ferraresi está jugando con fuego y se va a quemar", disparó un alto dirigente de la agrupación, dejando claro que la guerra está declarada.
Un cisma que puede cambiar todo
La decisión de Ferraresi de romper con el mandato de unidad que CFK intenta imponer al peronismo ha puesto en jaque las chances electorales del partido en Avellaneda. ¿Es este el principio del fin para la hegemonía kirchnerista en la zona?
Con las elecciones en el horizonte, el enfrentamiento entre Ferraresi y La Cámpora promete un espectáculo de proporciones épicas. Las calles de Avellaneda ya murmuran sobre traiciones, alianzas rotas y un futuro incierto.
¿Qué pasará ahora?
Este escándalo podría ser la chispa que desate un incendio incontrolable en el peronismo. Mientras Ferraresi afila sus armas para liderar su "rancho aparte", CFK y sus seguidores preparan la contraofensiva.
Solo el tiempo dirá si esta división será la tumba del partido o si, contra todo pronóstico, lograrán cerrar filas antes de que sea demasiado tarde. Por ahora, una cosa es segura: en Avellaneda, la política se ha convertido en un campo de batalla donde nadie sale ileso.
