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Nombramiento "a dedo" en Mar del Plata: ¿Encubrimiento político o estrategia de silencio?

El ex intendente Gustavo Pulti impuso al funcionario de Seguridad, Gastón Herrera.

En un movimiento que ha desatado sospechas y críticas, Gastón Herrera ha sido designado como conductor de la Jefatura Departamental Mar del Plata. La decisión, lejos de ser el resultado de un proceso transparente y meritocrático, lleva el sello de un nombramiento "a dedo" impulsado directamente por el diputado bonaerense y ex intendente Gustavo Pulti.

Este hecho, por sí solo, levanta serias dudas sobre la legitimidad de la elección y alimenta la percepción de que los intereses políticos priman sobre la capacidad profesional en cargos tan sensibles como este.

El trasfondo de esta designación resulta aún más inquietante. Según una fuente oficial desde dentro del Ministerio de Seguridad bonaerense, presidido por Javier Alonso, el nombramiento de Herrera no fue una decisión aislada ni espontánea, sino una "bajada de línea" directa desde la cúpula provincial.

"Es para que silencie todo", afirmó la fuente, dejando entrever que el objetivo detrás de esta maniobra va más allá de simplemente ocupar un puesto: se trataría de una estrategia calculada para controlar lo que se dice y lo que se oculta en torno a la seguridad en Mar del Plata.

Las acusaciones no terminan ahí. Una fuente anónima dentro de la misma cartera provincial aportó un dato explosivo: "Todo lo negativo sería para echarle la culpa al intendente marplatense Guillermo Montenegro, y lo positivo saldrá a la luz en favor del gobernador bonaerense Axel Kicillof".

Si esto es cierto, estaríamos frente a un plan descarado de manipulación política, diseñado para proteger la imagen del gobierno provincial mientras se carga el peso de los fracasos sobre las espaldas del intendente. Una jugada que, de confirmarse, no solo sería injusta, sino también un golpe directo a la transparencia que los ciudadanos merecen.

Las implicaciones: ¿Quién paga el costo?

La seguridad es un tema crítico para los marplatenses, y este tipo de movimientos no hace más que erosionar la confianza en quienes deberían garantizarla. Si, como sugieren las fuentes, Herrera fue colocado en el cargo para "silenciar todo" y manipular la narrativa, el daño recae directamente sobre la ciudadanía.

Al culpar a Montenegro por los problemas y adjudicar los logros a Kicillof, se distorsiona la realidad, impidiendo que los habitantes de Mar del Plata puedan evaluar con claridad el desempeño de sus líderes. Es un juego de espejos que beneficia a unos pocos y deja a la comunidad desinformada.

Un llamado a la transparencia

El nombramiento de Gastón Herrera, orquestado por Gustavo Pulti y avalado por el Ministerio de Seguridad bonaerense, no puede pasar desapercibido. Las declaraciones de las fuentes internas pintan un cuadro preocupante: un cargo clave en la seguridad de Mar del Plata podría estar siendo utilizado como herramienta política para encubrir falencias y desviar responsabilidades.

Los marplatenses no merecen ser rehenes de estas maniobras. Exigen, y con razón, claridad, honestidad y una gestión que priorice su bienestar por encima de los intereses partidarios. ¿Será este el comienzo de un escándalo mayor o simplemente otro capítulo en la larga historia de estrategias de silencio? El tiempo, y la verdad, lo dirán.

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