
Historia | 14/07
Una figura particular
Sombras y promesas en USA: el legado controversial de Lyndon Baines Johnson
El ex presidente "yanqui" y su historia muy individual.

El 22 de noviembre de 1963, el vicepresidente Lyndon Baines Johnson asumió la presidencia de los Estados Unidos tras el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Su mandato combinó grandes avances sociales con polémicas que perduran hasta hoy.
En 1948, durante las primarias senatoriales de Texas, apareció de forma inesperada un lote de doscientos dos votos que inclinó la balanza a favor de Johnson por apenas ochenta y siete sufragios. Aunque los tribunales estatales validaron el resultado, el episodio conocido como el escándalo del Box 13 sembró dudas sobre la transparencia electoral.
A lo largo de su carrera, Johnson fue vinculado con casos de corrupción y uso de influencias. El empresario Billie Sol Estes fue acusado de vender terrenos y tanques de almacenamiento inexistentes, y surgieron sospechas de que el presidente ejerció presión para frenar las investigaciones. El caso de su asistente Bobby Baker, condenado por fraude fiscal, también dañó su reputación y tensó las relaciones con figuras como Robert Francis Kennedy.
En la campaña presidencial de 1964, la estrategia electoral alcanzó un punto ético discutible con el anuncio Daisy, un corto que asociaba la victoria de Barry Goldwater con el riesgo de una guerra nuclear. Emitido solo una vez, el mensaje potenció el temor colectivo y generó un intenso debate sobre los límites de la propaganda política.
En agosto de 1964, Johnson comunicó al país que buques estadounidenses habían sido atacados frente a las costas de Vietnam del Norte. Con base en esos supuestos ataques, el Congreso aprobó la resolución de Tonkin, que otorgó poderes militares amplios al presidente. Años más tarde se comprobó que al menos uno de los incidentes nunca ocurrió, desencadenando una escalada que llegó a implicar a más de medio millón de soldados estadounidenses.
Durante su presidencia estallaron graves disturbios raciales en ciudades como Watts, Newark y Detroit, alimentados por la discriminación, la pobreza y la violencia policial. El informe Kerner de 1968 advirtió sobre el riesgo de una nación dividida en dos sociedades separadas. Aunque Johnson impulsó leyes de derechos civiles y de voto, su respuesta frente a los disturbios puso el orden público por delante de reformas estructurales.
En enero de 1968, tras la captura del USS Pueblo por Corea del Norte, el presidente estudió la posibilidad de un ataque nuclear de represalia bajo el nombre clave “Freedom Drop”. Finalmente optó por la vía diplomática, pero el episodio subrayó la tensión de la Guerra Fría y el peligro de un conflicto global.
En el ámbito judicial, Johnson impulsó el nombramiento de Thurgood Marshall como el primer juez afroamericano de la Corte Suprema y propuso a Abe Fortas como presidente del Tribunal. Mientras la designación de Marshall salió adelante, la de Fortas fue bloqueada en el Senado, exponiendo las limitaciones del poder presidencial.
En lo personal, la detención de su asesor Walter Jenkins por conducta indecente en 1964 sacudió la moral de la época, y surgieron rumores de relaciones extramaritales del presidente y pagos de manutención relacionados con supuestos hijos fuera del matrimonio.
El legado de Lyndon B. Johnson es complejo. Sus programas de salud, educación y lucha contra la pobreza forman parte de una ambiciosa Gran Sociedad, pero la sombra de Vietnam y las controversias permanentes cuestionan sus métodos y motivaciones.
A 6 décadas de distancia, su figura sigue despertando debates: ¿Fue un visionario social o un pragmático dispuesto a sacrificar la transparencia por el poder?
