Opinión | Ayer

¿Final? ¿El entretenimiento que encubre?

Análisis académico breve, pero iluminador sobre Tom Cruise y Misión imposible

"No todo tiempo por pasado fue mejor", Luis Alberto Spinetta.

Por Nano Vilanova

Mi apoyo a aquellos que disponen de una voluntad indomable para escribir y resignificar historias. Nuestra tarea es dar un discurso del sentido a las imágenes. El sentido se dan lo dan todos los seres humanos dependiendo la cultura y la época. El sentido varía sobre la imagen.

La imagen en sí no posee ningún sentido sin un ser humano capaz de aprehenderla. Como decía Marcel Mauss, nuestros ancestros no tenían la capacidad de dar sentido a diferentes manifestaciones del planeta sin una explicación fantástica. Al fin y al cabo, no había categorías de diferenciación en religión, arte, ciencia u otra disciplina. Los nativos entendían el mundo a partir de los símbolos y mitos. Mauss colaboró al entendimiento de que su cosmovisión responde estrictamente a sus marcos culturales.

“La magia, la religión, la ley, la economía, la estética, no están separadas: son formas sociales indistintas que se entremezclan. Las sociedades arcaicas piensan y actúan globalmente”, resaltó.

Vale hacer la salvedad que con “fantástica”, me refiero a cuestiones del orden sobrenatural que jamás ridiculizaría. Incluso la religión dominante y la que nos precisa que estamos en el año 2025, es de carácter fantástico. O siguiendo la propuesta de Julio Cortázar: “el sentimiento de lo fantástico”.

Ese sentimiento remite a la excepción de las leyes lógicas. Nuestro autor argentino, remite a lo fantástico con la poesía (Madrid: Alfaguara, 1997). Saliendo del marco cortazariano. puede entenderse que es el discurso el que condensa una regulación absolutamente capaz de dar sentido a lo religioso.

Foucault precisa que el discurso no es meramente de uso comunicactivo o linguistico, el discurso ordena y regula lo que es religioso y lo que no. El discurso se liga al poder y a la dominación de una cultura por sobre la otra. Sin tampoco dejar de lado que Geertz entiende al discurso como un sistema de símbolos que ordenan la realidad. Geertz inspirado en el giro linguistico y la posibilidad de que las palabras creen realidad. La propuesta de Geertz no es innovadora, aunque no se desestima.

Esta introducción no es útil para pensar el cine como un discurso que se nutre de la tecnología necesaria para dar lugar a un sistema de símbolos que se perpetúan en la percepción humana y en el inconsciente de los seres humanos.

Lacan postula que el inconsciente posee un lenguaje, o mejor dicho está estructurado por el lenguaje. Jacques Lacan no entiende al inconsciente como una masa amorfa o pré-lógica como la pensó Sigmund Freud, sino que más bien nuestro lenguaje que estructura nuestra capacidad. Una melodía precisa de las notas. A diferencia de Freud, el psicoanalista francés sostiene que somos hablados y el lenguaje nos define (metáforas, metonimias, imágenes, escritura, etc.). Incluso nuestro sueños están mediados por el lenguaje desde que nacemos (New York, Lacan, 2006).

"El inconsciente está estructurado como un lenguaje"

En el cine las imágenes en movimiento pertenecen al terreno de lo imaginario en términos lacanianos. Ninguna imagen es inocente o neutral.

Está cargada de sentido. En tal sentido, es que el lenguaje nos constituye y con acento lacaniano: nos divide. En el Seminario 11, el autor francés escribe: “L’image spéculaire semble être le seuil du monde visible… mais c’est aussi le piège dans lequel le sujet se prend" que se puede traducir por:

“La imagen especular parece ser el umbral del mundo visible... pero también es la trampa en la que el sujeto queda atrapado". (Traducción propia)

De algún modo, Lacan hace hincapié en la trampa del lenguaje. Colabora con ayudarnos a constituirnos como sujetos (estadío del espejo), Aún así nos condiciona en términos de deseo y de falta, el psicoanalista Slavoj Zizek retoma estas ideas especialimente para el ámbito cinematográfico como buen seguidor de Lacan. Por su parte, Christian Metz y Laura Mulvey, también se extienden en el marco lacaniano en el discurso del cine en diferentes direcciones.

Si pensamos en el talentoso crítico Jerónimo Casco, podemos analizar que para referirse a Tom Cruise, utiliza los significantes de “maquina de hacer cine” o “alienígena”. Elogia a Tom Cruise por su capacidad de “entretener”.

Asimismo refuerza la edad del actor y su capacidad para reaventarse y estar vigente pese a sus 62 años. Coincido con el colega, es interesante observar cómo una persona puede seguir manteniéndose activa. Incluso Tom Cruise influye decisivamente en todos los proyectos que se le presentan a nivel creativo.

Para muchos críticos, esto constituye un problema, dado que restringe la capacidad de todo el equipo. Aún así a mi forma de ver, muestra la capacidad del actor de intervenir y preocuparse por el resultado final de sus proyectos. Lejos está el cine de acción de ser un arte.

Aún así constituye como dice Jerónimo Casco: entretenimiento. De esta manera, el arte convive en dos puntos: el arte refinado y el arte de entretener. Si pensamos en Bourdieu, aquellos que creen tener mayor poder intelectual y excelencia no atribuirán un arte al cine de acción. Aún así podemos seguir pensando…

El tráiler ya puede verse y como decía Jerónimo Casco no sabemos si esta última será la mejor o no. Muchos comentaristas atribuyen a la primera como el gran éxito de la saga dirigida por ni más ni menos que Brian De Palma. Sin embargo, el director conocido por Scarface y otros tantos logros de inspiración hitcockeana, tuvo desacuerdos con la productora, puesto que él deseaba una versión más estilística y autoral (Smith, 2015).

Brian De Palma no estaba de acuerdo con el aspecto más comercial que querían los productores para la generación de franquicias. El director había participado en la escritura del guión. No tuvo inconvenientes en ceder sus derechos como afirma en una entrevista para Film Directors Magazine.

Es una sólida decisión entendiendo que siempre los grandes directores han tenido inconvenientes con las productoras como el caso de Orson Welles, que en varias entrevistas se encargo de apuntar frente a productoras que recortaban y editaban sus proyectos y él no estaba nada de acuerdo.

Bazin le dedica un pequeño libro inconcluso a Welles, que también explica la influencia comercial y predatoria de las productoras que no les interesa el arte en sí, sino más bien hacer dinero a cualquier precio sin importar el rendimiento creativo. Igualmente esto no desmerece el trabajo de Tom Cruise y lo que sea que se nos presente con este último filme de las franquicias.

El sentimiento fantástico cortazariano se imprime en Misión imposible, siguiendo la línea interpretativa que el espectador atribuye como “héroe” al personaje Ethan Hunt (Tom Cruise), que manifiesta significantes ligados a la traición, la lealtad, el patriotismo, la fuerza, etc. Esto se liga con la tecnología moderna del cine para poder entablar una relación fuerte en torno a diferentes ambientes que ponen en juego el salir de lo cotidiano como decíamos ut supra, lo fantástico es la excepción a lo normativo o al carácter lógico. En términos estrictamente foucaultianos podemos leer en la saga la capacidad de legitimación de un discurso que ordena el poder estadounidense de la CIA y otros dispositivos.

Su función es ambigua, pero necesaria. Del mismo modo, se refuerza el mito moderno del hombre solo como héroe como sucede también con Duro de matar. El crítico de cine Angel Faretta intenta darle significado desde lo sagrado (más en tono con Mircea Eliade) a esta última.

Creo que es una forma de justificar simplemente que el cine común y corriente es también un producto interpretativo intenso y que se puede lograr a partir del ingenio. Creo disentir (por el momento) con la propeusta, dado que las personas de a pie cuando ven cine de acción poco les importa Mircea Eliade.

Además, hay símbolos que Faretta malinterpreta accidentalmente, pero entendiendo que es un intelectual y muestra libros poco leídos por el público común o sus asistentes de A Sala Llena, que no estan estrictamente vinculados a la reflexión filosófica, podemos decir que es un “da lo mismo” o “vaya y pase”.

Además, ¿Quién tendría el tiempo y la disposición de analizar si hay un vericueto en un análisis de catequesis (o, mejor dicho teológico) de una película de acción? Más bien no pensar en aquello que se oculta. El análisis de Faretta responde más a su propia concecpción católica que al filme en sí, de esta manera produce una doble legitimación de un discurso que no le es propio, pero que sin condicionarlo y sin interrogarse lo acepta como propio.

Para concluir, es fácil entender que el cine de entretenimiento ha dejado de ser un arte. La clave está en sutilmente disfrazar la ideología de entretenimiento. Eso responde a un arte que he trabajado, pero lejos está de una visión artística. El arte del simulacro que he creado (con inspiración en Baudrillard) se liga a los usos simbólicos a partir de diversas disciplinas como el psicoanálisis y la antropología para hacer que el sujeto corriente o intelectual este más que sujetado. No todo está perdido: no todo tiempo por pasado fue mejor…mañana es mejor, dijo un pescado rabioso.

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