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Debate encendido

La ciudad de 9 de Julio cuestiona la inimputabilidad otorgada a la mujer involucrada en el grave ataque infantil

La resolución dejó abiertas dudas sobre el tratamiento institucional de casos con patologías mentales.

La ciudad bonaerense de 9 de Julio atraviesa horas de tensión y dolor tras la decisión judicial que declaró inimputable a la mujer que el pasado 23 de septiembre intentó degollar a su hija de seis años. La agresora, que recuperó la libertad por su presunta incapacidad mental, quedó en el centro de una controversia que reabrió heridas sociales vinculadas al caso Lucio Dupuy.

El padre de la niña, Agustín Diez, quien hoy tiene la guarda de la menor, decidió romper el silencio y convocó a una movilización para este miércoles a las 20. “Que mi hija no sea un Lucio más”, pidió desesperado en redes sociales, denunciando que la Justicia dejó a la atacante “sin ningún tipo de restricción”, pese a la brutalidad del hecho.

En sus publicaciones, Diez mostró imágenes del día del ataque: la nena fue encontrada desangrándose en una habitación, con una herida profunda en el cuello que aún continúa cicatrizando. El padre asegura que la mujer difundió la foto en un grupo de padres de la escuela inmediatamente después del ataque, algo que él calificó como “un acto de cinismo absoluto”.

La atacante, por su parte, publicó un descargo en el que afirmó que intentó quitarse la vida y que nunca quiso dañar a su hija. Pero el padre de la víctima refutó esa versión: “Mentira. La querías lastimar a ella para lastimarme a mí. Viví seis años bajo amenazas tuyas y nadie me escuchó por ser hombre”.

Diez también criticó al sistema judicial y al Servicio Local, que, según denunció, desestimaron sus advertencias previas. “Hace seis años vengo avisando. Nadie me escuchó. ¿Qué esperan? ¿Que pase otra tragedia como la de Lucio?”, reclamó.

La causa se caratuló como intento de homicidio agravado, pero el fallo que la declaró inimputable genera preocupación en la comunidad. El padre exige dos alternativas: que la mujer sea derivada a un hospital psiquiátrico lejos de 9 de Julio o que enfrente un proceso penal si se considera que está en condiciones mentales de hacerlo.

“No quiero que la liberen acá. No la quiero cerca de mi hija. Mi hija está sana, feliz y contenida. Y yo voy a pelear hasta el final para protegerla”, agregó.

En uno de sus mensajes más duros, Diez expresó su frustración por la falta de respuestas institucionales: “¿Tengo que matarla yo para que actúen?”.

Una frase límite que, aunque desubicada, refleja el nivel de desesperación, miedo y desamparo que siente.

El caso volvió a exponer las fallas estructurales del sistema de protección infantil, la falta de respuesta ante denuncias previas y los vacíos legales en situaciones de violencia intrafamiliar cuando hay patologías mentales de por medio.

Hoy a las 20, en la intersección de Mitre y Libertad, la ciudad marchó para exigir que la Justicia reevalúe la situación de la agresora y garantice, ante todo, la seguridad de la niña.

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