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Miguel Payaslian: ¿Guardián de la salud o monopolista de los marcapasos en el Hospital César Milstein de CABA?

Investigación revela posibles conflictos de interés y control excesivo en la distribución de dispositivos cardíacos en un hospital público de Buenos Aires.

El Hospital César Milstein, un referente en cardiología y cirugía cardiovascular dentro del sistema público de salud, se encuentra bajo escrutinio debido al rol de uno de sus médicos, Miguel Payaslian.

Este profesional, que opera en el corazón de esta institución porteña, ha sido señalado como una figura clave en un supuesto monopolio de la industria de los marcapasos, donde su influencia podría determinar quién accede a estos dispositivos vitales y quién no.

Según especulaciones que circulan entre pacientes y algunos profesionales de la salud, Payaslian tendría un control absoluto sobre la asignación de marcapasos en el hospital.

Fuentes no confirmadas sugieren que él sería el único autorizado para decidir qué pacientes son aptos para recibir este dispositivo, y que su firma se ha convertido en un requisito indispensable para cualquier intervención relacionada.

En otras palabras, sin su aval, nadie podría realizar una operación de este tipo, lo que lo posicionaría como un "guardián exclusivo" de esta tecnología médica esencial. El Hospital César Milstein, a pesar de su prestigio, no ha estado exento de controversias.

En 2019, un allanamiento en el Servicio de Anatomía Patológica reveló el uso indebido de recursos públicos por parte de dos médicos, quienes fueron detenidos por generar un perjuicio millonario al Programa de Atención Médica Integral (PAMI).

Aunque Payaslian no estuvo implicado en ese escándalo, el incidente dejó una marca en la reputación de la institución. A esto se suman las críticas recurrentes de pacientes sobre la mala atención en la guardia, la falta de seguimiento en tratamientos y las dificultades para obtener turnos, problemas que contrastan con la excelencia técnica que el hospital proclama en el área cardiológica.

Es en este contexto que la figura de Payaslian cobra relevancia. La especulación sobre su control en la industria de los marcapasos no se basa en pruebas concretas, pero ha generado un murmullo creciente.

"Es como si tuviera el destino de los pacientes en sus manos," expresó un supuesto colega que prefirió mantenerse en el anonimato. "Sin su aprobación, no hay marcapasos, no hay cirugía, no hay nada. Eso no es normal en un sistema que debería ser equitativo", añadieron.

Pacientes también han manifestado su frustración. "Necesité un marcapasos y todo dependía de una sola persona," relató un afectado que pidió no ser identificado. "Es injusto que algo tan crítico esté en manos de un solo individuo".

Estas voces, aunque anónimas, refuerzan la percepción de que Payaslian ejerce un poder desmedido, transformando un procedimiento médico en un proceso que, según se dice, solo él puede desbloquear. La idea de un monopolio en la distribución y uso de marcapasos plantea serias preguntas éticas.

Si bien no hay evidencia sólida que confirme estas acusaciones, la sola sospecha de que un médico pueda tener tal nivel de control invita a reflexionar sobre la necesidad de mayor transparencia y regulación en el sistema de salud pública.

¿Es aceptable que la vida de los pacientes dependa de la decisión de una sola persona? ¿Qué mecanismos existen para evitar conflictos de interés en un hospital que debería priorizar el bienestar colectivo?

El caso de Miguel Payaslian y su supuesto dominio sobre los marcapasos en el Hospital César Milstein pone de manifiesto una tensión más amplia: la delgada línea entre la autoridad médica y el abuso de poder.

Mientras las autoridades no investiguen estas denuncias, la incertidumbre persistirá, y con ella, la duda sobre si la salud en Argentina está al servicio de todos o de unos pocos.

La transparencia y la equidad en el acceso a tratamientos vitales como los marcapasos no deberían ser una utopía, sino una garantía para quienes dependen del sistema público.

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