
Política | 10/10
Contrastes de una intendencia
Mar del Plata exhibe obras polémicas y déficits estructurales tras 6 años del Gobierno de Montenegro
Pese a los anuncios, la ciudad se hunde en problemas básicos de infraestructura, con entes descentralizados bajo sospecha.

El 10 de diciembre de 2019, cuando Guillermo Montenegro asumió como intendente, el Municipio de General Pueyrredon contaba con un fondo de 14.268.518,77 de dólares, según consta en el acta oficial de traspaso de gestión entre Carlos Arroyo y el nuevo jefe comunal.

Seis años después, la pregunta inevitable es: ¿qué queda de aquella herencia?
Con una ciudad marcada por el abandono urbano, el deterioro de las calles, los servicios colapsados y las obras paralizadas, el intendente prepara su salida del cargo dejando al frente a Agustín Neme, su hombre de confianza y actual presidente del bloque oficialista.
Durante su mandato, Montenegro acumuló un déficit histórico en infraestructura. El ejemplo más simbólico es la ciclovía de la calle Mitre, una obra cara, subutilizada y cuestionada por vecinos y comerciantes.
A pesar de haber recibido una sobretasa al combustible desde 2024, destinada al EMVIAL para el mantenimiento vial, los baches y el deterioro del pavimento siguen siendo una postal diaria en Mar del Plata.
Los entes descentralizados, como el EMTUR y OSSE, fueron señalados por financiar campañas políticas del oficialismo, hoy alineado con La Libertad Avanza. Mientras tanto, la consigna de “no hay plata” contrasta con órdenes de publicidad millonarias en medios porteños y calles sin iluminación ni demarcación.
El EMSUR, presidido por Santiago Bonifatti, aparece también bajo sospecha: contrataciones sin licitación, prórrogas sucesivas y vínculos con empresas cartelizadas configuran un panorama que, según especialistas, amerita una auditoría urgente.
En paralelo, las firmas Transportes 9 de Julio y Ciageser mantienen contratos por más de una década sin nuevos concursos públicos. Con la amenaza del Sindicato de Camioneros, presionan al municipio para garantizar pagos de indemnizaciones millonarias si se modifica el esquema actual.
Así, Montenegro se despide con números poco claros y una ciudad en retroceso, donde los millones de 2019 se desvanecieron en promesas incumplidas, calles destruidas y un aparato municipal que priorizó la política antes que la gestión.
